Capítulo 3: “Reencuentros”
[Nota: Bien, debo aclarar que este capítulo no me
gustó mucho, porque me costó demasiado hacerlo y no estoy conforme. Tengo dificultad
para escribir Takachii uwu y perdón la demora~]
— ¿Vuelo A-339? — Leyó
el pasaporte.
— Sí.
— Siga el camino y cruce la puerta. La empresa le desea
un buen viaje y muchas gracias por preferirnos. — Agregó la chica, muy
amablemente, devolviéndole su boleto.
El muchacho envió su último mensaje antes de
apagar su móvil. El viaje era largo, pero la espera había sido más ardua.
— o —
—
Daiki
está haciendo unos trámites… ¿Y Chinen? —
Cambió de tema rápidamente.. No quería dar explicaciones sobre la renuncia de
su amigo, además que a él no le incumbía decir esas cosas.
—
Algo
de inscribirnos, dijo… — Comentó pensante, rascando su cabellera. Pero a los
segundos vio al más bajo acercarse.
—
Ahh,
sacando el C.I del gimnasio… — Aclaró Hikaru.
—
Ten,
Ryutaro ¡Y ni se te ocurra perderla, por favor! Sin ella no puedes salir de acá
¿comprendes? — Yuri le entregó un papel plastificado que tenía su nombre y
datos personales. Morimoto la tomó con curiosidad, leyéndola por completo y
asintiendo.
—
No
soy un niño, Chii~ — Bufó y almacenó la tarjeta entre sus bolsillos.
—
Como
digas. Ya, debemos ir donde Yabu ¿Ideas? — Consultó, comenzando a caminar, sin
ayudarle al menor con las bolsas o algo.
—
¡O-oigan!
— El rubio se puso frente a ellos, estirando sus brazos, tapando su paso— Yabu
ahora no está, creo… — Predijo inseguro, no quería mentir, pero tampoco quería
que se encontraran con Daiki.
—
Nada
perdemos con ir, solo unos cuantos pasos que Ryutaro me repondrá invitándome a
unas Gyozas ¿Verdad? —Lo miró de reojo, con una sonrisa de medio lado.
—
¿EH?
—
¡Pero…!
— Intentó detener Hikaru.
—
Iremos
igual~ — Esquivó al mesero y se llevó al menor,
—
Ahh…
— Suspiró resignado, sacando su móvil.
— o —
—
¿Arquitectura?
—
Eso
fue lo que me dijo…
—
No
lo puedo creer… — Suspiró Daiki, dejando caer el peso de su espalda en la
silla, totalmente sorprendido. — ¿Y… Y dónde?
—
En
la Universidad de Meiji, es una muy buena universidad por cierto, ha de tener
una gran cabeza— Rió— Pero conozco a Inoo de hace años, era un buen estudiante,
pero la vida le jugó en contra y terminó acá… —Calló— Ah, lamento lo de ayer,
no sabía que había algo entre tú y Kei…
—
No
tenemos nada. — Respondió seco, luego dándose cuenta a quién la hablaba. — Lo
siento… No quiero sonar irrespetuoso — Bajó la mirada, recordando lo que recién
le fue confesado. — Yabu-san… ¿Qué
sucedió con Inoo? ¿Por qué si dice que fue un buen estudiante, terminó
prostituyéndose? — Interrogó curioso, retomando una posición más recta en la
silla.
—
No
es algo que deba decirte yo, Daiki — Dijo fraternal — Hay cosas que es mejor
preguntarle a él directamente, sé que su personalidad es venenosa, a veces,
pero detrás de eso, sigue siendo el Inoochi que conozco desde pequeño. — Sonrió
de manera nostálgica.
—
Ya
veo… — El castaño claro guardó silencio, estaba procesando la información,
imaginando a un Kei suave y amable, pero solo a su mente se le venía la
madrugada en que se halló solo en la cama, sin ninguna nota, sin nada a su
alrededor, solo con la decepción de haber sido uno más de la lista y de haber
sido ignorado. En su garganta comenzó a
formarse un nudo, hasta que de pronto sintió su móvil. — Perdón…
Se levantó de la silla y fue a contestar,
luego de recibir la señal de Yabu diciendo que no importaba.
— o —
Caminaron hasta la oficina del mayor,
ingresaron luego de haber golpeado tres veces. Incontinenti recibieron un
“adelante” por parte de Kota. Ya no estaba Daiki. Saludaron y se reverenciaron
como era debido ante un jefe de alto mando y tranquilamente comenzaron a
explicar su situación.
—
Viene
de Okinawa y se vino a quedar supuestamente por vacaciones, pero si consigue
trabajo, será por un tiempo más. Quise traerlo acá, como aseador.
—
¿Cuántos
años tienes? — Miró Kota, con severidad al menor.
—
D-diesisi…
—
¡Diechiocho,
señor! — Interrumpió Chinen.
—
No
puedo darte un trabajo — Suspiró. — Lo siento mucho, no podría pagarte un
sueldo completo y ya tengo a todo el personal, no necesito a nadie más… Además
eres aún muy menor…
—
¡Se
conforma con la mitad! — Habló Yuri y codeó a su amigo.
—
No,
chicos, lo lamento, pero no puedo.
Ambos se mordieron sus lenguas y salieron de
la oficina resignadamente. ¿Qué iban a hacer ahora? ¿Cómo iba a funcionar su
plan de quedarse en la capital? No podía ir todas las noches como cliente a
aquel antro, no tenía el dinero suficiente, se iba a aburrir en la casa y se
iba a perder en la ciudad.
—
Vaya
día… — Bufó Chinen.
—
Mhh…
Pero qué le vamos a hacer — Suspiró Ryutaro, con sus manos en los bolsillos y
mirando el suelo.
—
Vamos
a beber algo…
—
¿Eh?
— Dijo sorprendido Ryutaro — ¿Todos los que trabajan en un antro solucionan sus
problemas con alcohol?
—
¿¡De
qué hablas, Morimoto!? — Rió de medio lado, apuntando un lugar con sillas y mesas
— Eso, es una cafetería.
—
¿Ah?
— Miró el lugar y sus ojos se abrieron, al caer en cuenta que había mal pensado
— ¿Te referías a beber algo como un café?
—
No
me digas… — Contestó sarcástico el menor, yendo hasta una mesa y sentándose. —
Asiento, novato… — Suspiró.
Ordenaron té y algunas wagashis para
servirse. Conversaron de donde podrían conseguir otros trabajos, en el gimnasio
era una de las posibilidades, para no estar tan lejanos, pero el problema era
el horario, sería difícil encontrarse si quiera en casa, cuando él saliera los
demás iban a estar llegando. La otra opción era el hotel que funcionaba en el
mismo edificio, es más, la misma cafetería era parte de él y el prostíbulo, que
arrendaba las piezas de abajo. Pero era tan difícil. ¿Cómo a un niño de 17 le
iban a dar un trabajo en un lugar que ya no necesitaba a nadie más? Pero nada
perdían con intentarlo.
—
¿Es
tu celular el que suena? — consultó Ryutaro, mirando por la ventana.
—
¿Eh?
¡Oh! Sí… — Chinen tomó el aparato y leyó el mensaje. Abrió sus ojos preocupado
por saber la hora. — Pensé que demorarías más… — Susurró para sí.
—
¿Qué
dices?
—
Ah…
— Guardó el móvil y sobó sus manos, sin saber muy bien qué decir. —Debo ir a
buscar un conocido al aeropuerto ahora mismo ¿Te molestaría?
—
N-no…
ve, ve, pero ¿Qué hago ahora?
—
Busca
a Hikaru y quédate con él, o bien puedes darte una vuelta ¡Pero no te pierdas! —
Le regañó, mientras tomaba sus cosas. — Cualquier cosa me llamas ¿Está bien?
—
B-bien…
— Asintió, pensando en su querida DS, solo serían ella y él.
—
Hasta
la noche, entonces~
—
Suerte~
—Le deseó el menor, terminando de beber su té y viendo como el otro se alejaba.
Se quedó mirando el último wagashi, que extraña pero amablemente, Chinen dejó
para él. Pero luego de ello, recordó algo— ¿Cómo mierda pago…? —Su rostro era
cómico, pero no para él— ¡CHINEN! —Se levantó de la mesa, pero ya era caso
perdido, comenzó a buscar desesperado entre los bolsillos de sus pantalones,
algo dinero, dejando caer varios objetos al suelo, hasta que un par de billetes
se asomaron para salvar su día. Suspiró más aliviado, tomándolos con fuerzas y recogiendo
el resto de sus cosas.
Tomó el último dulce y lo guardó en una de
las bolsas, yendo hasta la caja para cancelar. Seguramente se lo cobraría luego
al mayor y con intereses por incivil. Se
retiró en busca de Hikaru.
— o —
—
¡Eres
un desconsiderado, Kota! — Gritó Hikaru enfurecido. — ¿Cómo no le das el
trabajo? ¡Lo necesita!
—
No
tengo dinero para pagarle. — Dijo seco, mirándole de manera inflexible.
—
¡Dinero
es lo que más te sobra! — Replicó, golpeando la mesa.
—
Hikaru.
El rubio abrió sus ojos, al darse cuenta a
quién la estaba faltando el respeto. Bajó la cabeza y movió sus labios de un
lado para otro, arrepentido.
—
Tengo
que pagar una demanda de millones ¿Acaso la pagarás tú?
—
¿No?
Pero… si quieres puedes darle parte de mi sueldo, si tampoco el niñato necesita
mucho dinero y dudo que se quede por mucho tiempo…
—
¿Por
qué lo quieres ayudar? — Alzó una ceja, curioso.
—
¿Por
qué no? Es amigo de Chinen y me cayó bien… — Sonrió de medio lado, al notar los
celos de su jefe. Rodeó el escritorio del castaño y se sentó sobre la mesa,
frente a él — Además, es muy tierno… — Bromeó, solamente para hervir la sangre
del mayor.
—
¿Ah
sí? Entonces… ¿Por qué no le doy el noventa y ocho por ciento de tu sueldo? —
Travieso, ofreció.
—
¡No
puedes hacerme eso! — Frunció el ceño.
—
Tú
empezaste…— Dijo retomando su atención en unos papeles, totalmente descarado.
—
Charlatán…
— Musitó, tomando de la camisa al mayor, evitando que su atención se desviara.
—
¿Ah
sí? — Dijo evitando sus ojos, mirando aun los papeles.
—
Te
ofrezco que le des el veinte por ciento ¿Qué dices?
—
Noventa
y ocho, ya dije…
—
¡Veinticinco
por ciento!— Hikaru soltó la prenda y dejó sus manos en la mesa.
—
Noventa
y siete. — Yabu lo miró con una sonrisa traviesa, poniéndose de pie para
guardar la carpeta que contenía la demanda hecha. Suspiró — Tú lo has
encontrado tierno ¿Por qué no darle todo tu dinero? A mi jamás me has dado algo
¿No soy tierno, acaso? — Ironizó.
—
Tú
das miedo…
—
Entonces
él tomará tu puesto y listo — Sonrió amplio, completamente decidido.
—
¡Oye,
oye, oye, oye! ¡No te pases! — Se pegó con la palma en su frente y soltó un
largo suspiró. — El Cincuenta por ciento ¿Sí?
Yabu se acercó al chico y alzó su barbilla,
mirando sus ojos, uno a uno con diablura. Sus labios se rozaron en un beso
decidido y tranquilizador — Cincuenta por ciento y un extra… — Exigió, metiendo
sus caderas por entremedio de ambas piernas abiertas del rubio y abrazando su
cintura cada vez con más posesividad.
—
Te
aprovechas… — Se quejó en voz, mientras sus manos subían para abrazar el cuello
del chico al igual que sus piernas, que rodearon el cuerpo del castaño.
—
Cállate…
— Tapó su boca con sus labios en un gran beso que Hikaru no dudó en
corresponder.
— o —
—
¿Qué
encontraste, Keito? — Dijo el alto, acercándose a la cédula que el mayor tenía
entre sus manos.
—
Ryutaro…
Morimoto… — Leyó.
—
¡Ah!
¿Ese no era el chico de anoche y del ascensor? — Reconoció por la foto.
—
No
te equivocas… — Sonrió de medio lado. — Si mal no recuerdo, las personas no
pueden salir de aquí si no tienen su C.I ¿Estoy en un error, Yuto?
—
Ahora
tú no te equivocas… Pero…
—
Entonces
el chico debería andar por aquí o simplemente buscando esto ¿No?
—
Aham~
Keito… — Carcajeó Nakajima — ¿En serio no te quedarás tranquilo hasta acostarte
con él?
—
No,
Yuto… AL chico se le cayó esto, debo
devolvérselo. Además… es un chico interesante, no perderé esta oportunidad de
divertirme un momento. Según esta tarjeta, tiene 17 ¿No es una edad ya madura?
—
Sí
lo es, pero ahh~ haz lo que desees, pero ten cuidado ¿Sí? — Dijo, levantándose
de su puesto en la cafetería, donde Ryutaro había estado y perdió su preciada
identificación. Fue a cancelar su café, dejando a solas al mayor.
—
Lo
tendré, gracias… — Susurró Keito, mirando la foto del chico con malicia. La
guardó y rápidamente y se movió, debía hallarlo.
— o —
Llegó al aeropuerto en un taxi. Sus manos
guardadas en los bolsillos. No podía negar la emoción que le causaba verlo,
después de un largo año con solo mensajes a través del celular y llamadas no
más largas de cinco minutos por falta de dinero. Pero ¿Qué se encontraría? ¿Al
mismo idiota que conoció? ¿O a un chico más maduro? No podía pensar, todo fue
resumido en un respiro pesado y extenso. Realmente no sabía qué hacía ahí, pero
era una promesa y como un buen integrante de la familia “Chinen” no podía
fallar.
- Flashback –
—
¿Viajero?
—
Sí,
me gusta viajar alrededor del mundo, pero soy Japonés como notarás…
—
Ya
me di cuenta… — Rezongó— ¿Y dónde has ido?
—
Estados
Unidos, Canadá, Cuba, Australia, India y ahora voy hacia Italia, Europa~ — Dijo
sonriente, alzando su copa con ron, como haciendo un brindis por ello.
—
Ah~
¡Qué envidia~! — Comentó frustrado.
—
¿Por
qué no vienes conmigo? — Se atrevió a decir el mayor.
—
¡Ni
loco! JAJA~ — Rió con ganas el pelinegro, al terminar de preparar un trago,
para entregárselo a Hikaru.
—
¿Por
qué no~? — Se le quedó mirando.
—
¿Y
qué pasa si terminas siendo un chantajista, estafador u violador? ¿Eh? — Le
acusó insolentemente.
—
¡HAHA!
— Aplaudió ante lo recién dicho, aquel pequeño era muy gracioso para él. — ¿En
qué mundo vives? Me hiciste reír~ HAHAHA— Festejó y bebió al seco.
—
¡En
un antro! — Le dijo sonriente, con ironía.
—
Vaya,
vaya… — Negó, aun riendo. — Chinen-kun… no soy nada de ello, pero la invitación
está hecha, tú verás si la aceptas o no ¿Vale? — Le entregó su vaso vacío. —
¿Cuál trago es tu favorito?
—
No
bebo…
—
¿No
lo haces? ¡Qué barman más insólito! Entonces recomiéndame uno ¿Sí? — Se acercó
a su rostro con esa mirada galante que solía poseer, su aliento alcohólico era
hasta sensual.
—
Gin
al limón, te gustará… — Aseguró, correspondiendo a esa mirada de fuego.
—
Dame
dos de esos, confío en ti, Chinen~ — Su voz grave, retumbó en los oídos del
menor y mientras hacía los tragos, se quedó pensando.
—
¿Por
qué dos?
—
Yo
invito, me gustaría tener el placer de beber contigo, hoy en mi última noche en
Japón ¿Qué dices?
—
Te
dije que no bebía — Respondió duro, dejando ambos vasos en la tabla, pero sin
embargo, tomó uno — Pero haré un excepción… — Sonrió de medio lado y sin
esperarlo, se mandó un sorbo que dejó el líquido hasta la mitad, dejando
sorprendido y sonriente a su cliente.
—
¡O-oh!
— Se dio cuenta que estaba retrasado y ahora bebía, imitándole. — Ahh~ ¡Qué
buen trago!
—
Me
gusta el aroma— Olió sutilmente su vaso.
—
Es
ácido y dulce a la vez.
—
Y
es suave…
—
Eso
es lo que crees… — Susurró para sí, mientras bebía. Porque conocía del trago,
sabía que embriagaba por su sabor adictivo y “suave”.
Bebieron juntos hasta las cinco de la
mañana. Chinen fue el que obtuvo los peores efectos, sintiendo sus mejillas
arder y su cabeza dar vueltas, aún así, debía mantener su dignidad y sentar
cabeza. Hablaba poco e intentó reservarse para no decir alguna idiotez. El
mayor, por su lado, dándose cuenta de esto, ofreció su compañía para ir a
dejarlo a casa a lo que el barman se negó rotundamente.
—
Te
escoltaré aunque no quieras — Dijo decidido, ya afuera del local, caminando al
lado del ojinegro a paso lento, por los efectos del alcohol.
—
Vale,
vale… si así eres feliz… — Suspiró. La compañía del chico no es que fuera
molesta, si no que incómoda. Un extraño deseo de lujuria comenzó a invadirle el
cuerpo y no quería mirar al lado y
terminar haciéndolo con el viajero amable que había conocido el mismo día. —
¿Takaki era tu nombre, verdad?
—
¿Uhm?
— Asintió— Takaki Yuya, pero puedes decirme Yuya.
—
Tu
nombre es común… — Expresó pensante, mirando las luces de la calle.
—
¿Eh?
¿Gracias? — Rió ligero — No es cumplido que se reciba todos los días — Habló
con algo de ironía y gracia — En realidad,
a mí me gusta tu nombre “Yu-ri” ¿Puedo llamarte así?
—
No,
no puedes — Mantuvo distancia con una sonrisa y eso le quitó seriedad a lo que
hablaba, desbordando todo por el desagüe. — ¿Qué hora es?
—
Las
cinco y treinta ¿Por qué?
—
A
este paso llegaremos a las seis a mi casa… No quiero despertar a Hikaru ni a
Dai-chan…— La mirada de Chinen era muy perdida, el alcohol llegó hasta sus
pupilas y su cabeza daba vueltas y vueltas. Si tan solo tuviera algo en donde
sostenerse…
—
Vamos
a mi departamento — Takaki tomó la mano del chico y lo tironeó en dirección
contraria a la que iban.
—
¿Eh?
¿Qué dices? — Se sentía algo débil, su cabeza dolía y esa sensación de ardor en
el cuerpo aumentaba al sentir la mano del mayor en la propia.
Caminaron de reversa por el camino,
hasta un departamento de quince pisos.
El menor ya casi no se podía su cuerpo y Takaki le ofreció llevarlo en su
espalda. El menor aceptó. Cuando ya hubieron llegado al cuarto, Chinen casi
venía durmiendo en el cómodo hombro del castaño. Se sentía pesado y
desconcentrado, al alcohol le venía mal realmente, ahora recordaba por qué no
bebía.
—
¿Chii?
— Movió al chico y sonrió al verlo dormitar.
Fue hasta su cama y con mucho cuidado
depositó a Yuri encima. Su rostro se veía pacífico, ni comparable con el
irónico que mantuvo durante todo el antro. Fue en búsqueda de una manta para
cubrirle, preocupándose de abrigar completamente su cuerpo. Sus ojos no podían
despegarse del rojizo que emanaba sus pómulos, que coloreaban la blanca piel
del chico. Se veía innegablemente hermoso. Tomó el riesgo de mirarlo dormir por
quizás unos quince minutos más y notó que pequeños sonidos salían de sus labios
y los ligeros movimientos que hacía con
sus dedos y manos. Sonreía amplio, pensaba en que jamás volvería a ver algo así
en su vida, tan… perfecto.
Cerró sus ojos, para poder controlar esos
impulsos que creía le iban a hacer perder la mente. Su cuerpo también estaba
caliente debido al alcohol, ese cuerpo diminuto, indefenso frente a él, no
ayudaba a bajar sus revoluciones.
Suspiró y decidió tomarse una ducha fría.
Ello le ayudó a despertar de sus fantasías mentales y deshacerse del olor a
cigarrillo que invadió su cuerpo por culpa del local. Se lavó los dientes y se
secó el cabello, cuidando cada una de las fibras capilares. Era muy vanidoso
cuando se lo proponía, pero valía la pena que se cuidara tanto. Vestido con bata de baño y pantuflas, fue a
ver al menor, cerciorar si seguía durmiendo o no. Al observarlo, destapado y con la camisa
subida, dejando ver únicamente su ombligo redondo y pequeño, su atención solo
fue puesta ahí. Tragó saliva a medida que se aproximaba a la cama. Su cabeza en
una disputa de qué hacer.
—
¿Por qué mierdas
eras tan… lindo?
— Murmuró, casi creyendo que lo había pensado.
Llenó sus pulmones de aire y ya resignado,
incapacitado de tocar aquella perfección, cubrió nuevamente su cuerpo.
—
N-ngh…
— Gimió Chinen.
Takaki abrió sus ojos y de sus mejillas,
pequeños destellos rojizos le complementaban. Luego sonrió, continuando con
mucho cuidado.
—
¿Te
desperté? — consultó curioso, porque de verdad no sabía si lo había hecho o no.
No recibió respuesta enseguida.
—
T-Takaki…—
El aludido se sorprendió de ser llamado en sueños. — Idioooota~ — completó
irrespetuoso el pelinegro, abriendo sus párpados lentamente.
—
¿P-Por
qué? — Indagó confundido.
—
Odio
que me despierten… — Le aclaró, acomodándose mejor en la cama, sin dejar opción
de que alguien más durmiera a su lado.
—
Oh,
ya veo… Pues lo siento mucho — Contestó con una sonrisa. Inconscientemente
llevó su mano a su cabello, para acariciarlo.
El chico no opuso resistencia, aun con sus ojos
entrecerrados se dejó llevar, se sentía demasiado flojo como para detenerlo,
sin mencionar que esas manos no lo hacían nada de mal. Yuya, con su corazón
latiendo a mil, al notar que el muchacho no reclamaba, continuó delineando su
oreja y sus facciones, con el sumo respeto
y delicadeza. Ese chico tenía algo especial que no lograba comprender y
le tenía absorbido hasta el último hueso de su cuerpo, torpemente distraído en
una dulce sensación.
Poco a poco el menor comenzaba a cerrar sus
ojos. Lentamente, se recostó a su lado sin hacer mucho ruido, sin soltar
aquella mejilla, que había llenado de su calor. Divisó sus labios, los
fotografió con sus pupilas y los grabó en su memoria. Rosados, finos,
deseables… definitivamente, debía probarlos y no iba a esperar un año para
hacerlo.
Cuando pensó que Yuri dormía plácidamente,
se acercó. Se sentía nervioso a medida que llegaba a sus labios, más aun,
cuando sintió la respiración del chico y sentía su aroma, que se entremezclaba
aun con el sabor a trago y cigarrillo de su lugar de trabajo.
¿Fue gloria lo que sintió? ¿Un orgasmo
bucal? ¿Una desconexión a la realidad? No entendía, pero si aseguraba que jamás
en su vida, labios más suaves había tenido el placer de besar, ni si quiera de
poder rozar. Tenía miedo de que se despertara, pero no podía despegarse, no de
algo tan grandioso. Sin embargo, su
corazón comenzó a latir desbordado cuando esas carnosidades, que parecían
dormidas, comenzaron a corresponder.
¿Qué era esto? ¿No que el menor dormía? ¿Por
qué le correspondía? Era tonto separarse para realizarle aquellas preguntas, a
lo que se arrimó aún más a su cuerpo, tomando con más posesividad su mejilla.
Chinen no dijo nada, no se negó a nada, ya
que, sin tener que decírselo, ambos tenían sus cuerpos ardiendo con deseos de
satisfacerlos y lo sabían.
Takaki, posicionándose arriba del chico,
acomodando una pierna por entremedio de las del menor, pero por encima de la
manta que entorpecía sus acciones y los separaba. Poco a poco sus manos bajaron
hasta su cintura, dándole amplias caricias en sus costillas que se empinaban y
adosaban a aquellas palmas que comenzaban a darle un placer prohibido. Sus
labios no se separaron en ningún instante, adictos unos a los otros. Se los
mordían y humedecían, claramente bajo los efectos del alcohol, pero aun
conscientes de que su calentura llevaría a esto.
—
O-oye…
— Yuri, se separó de sus labios, pero no con ganas de detenerse, si no que
tironeó de la manta que estorbaba entre ambos cuerpos, haciendo que el mayor
levantara su peso y lanzara la cobija lejos.
Sus ojos se cruzaron rápidamente, el
pelinegro sonrió, dándole a entender que podía seguir. Se convenció que una
noche de placer no estaría mal, siendo que ni siquiera había tenido su primera
vez, pero no iba a dejar que esto fuera más allá que alguna felación o cosas
así. Yuya, obedeció y sin esperar más le quitó la estorbosa prenda superior,
dejando al desnudo un blanco y diminuto pecho, bien formado y con una cintura
de curvas pronunciadas que sus pupilas siguieran hasta alcanzar el límite que
creaba el cinturón de aquel pantalón.
Las caderas del menor, tan bien reposadas
sobre la cama, era casi como si gritaran que le usurpara aquella prenda, para
que viera la continuación. Sus manos inconscientemente desabrochaban aquel
cinturón, pero Yuri, temeroso le tomó del rostro y comenzó a besarlo, para
evitar que concentrara su atención en lo que venía bajo su ombligo.
Le robaba besos desmedidos, mezclados con
ese sabor a desenfreno causado por el alcohol. Un choque eléctrico llenó al
ojinegro cuando sintió aquella lengua queriendo adentrarse en su paladar, al intentar detenerlo con su
propio músculo húmedo, solo fue un fracaso. El elixir que creaban sus salivas,
era algo mágico y que comenzaba a temer, por lo incontrolable que estaba
siendo.
Puso sus manos en los hombros del mayor,
para intentar quitarlo de encima, pero este lo conquistaba con cada beso. Bajó
por su cuello en sutiles caricias bucales y sus palmas rozaban en dirección
norte hasta su cuello, presionando especialmente en esos botones rosados que
adornaban la blancura de su piel. La espalda del más bajo se encorvaba
ligeramente a cada toque, todo era peligroso en ese momento, porque su defensa
bajó ante el increíble placer al cual no podía negarse. Movía sus piernas, en
un intento de escaparse, pero la rodilla del castaño se adhirió en su miembro,
más sin dañarlo.
—
¡AH!
— Chilló Chinen, con molestia en su parte baja, mientras Takaki aun besaba su
cuello, pero por una causa de fuerza mayor, tuvo que detenerse.
¿Esa fue la voz del pequeño? Y para
comprobarlo, movió una vez más su rodilla de forma intencionada. Y ahí estaba,
otro nuevo jadeo, pero esta vez más bajo. Subió su mano hasta la sien del
barman y peinó sus cabellos, mirando sus ojos, que le correspondían pero de
manera más odiosa. Eso le causaba gracia.
—
No
me odies… — Le susurró en su oído, con esa voz grave que solía utilizar.
—
…
— Solo guardó silencio, aun mirándolo con odio, por hacerle eso.
La gran mayoría de las caricias gravitaba en
besos y roces con sus cuerpos, cosa que hizo aumentar su temperatura corporal y
ambiental. Las mantas ardían y eso que aun Takaki no se iniciaba a abrir aquel
cinturón.
Desenvolvió el secreto del sujetador,
abriendo el primer botón y bajando la
cremallera con una lentitud desesperante para ambos; Quería aprovechar cada
segundo, de esta, su última noche en una habitación de Japón. Chinen inclinó su
cuerpo, apoyándose en sus codos, para supervisar y tratar de detener a
cualquier movimiento que significara penetración, pero se sorprendió más que
nada, cuando vio su propio miembro, duro y semi-erecto en tan solo las caricias
previas. ¿Tan excitado lo ponía ese viajero? Permitió que sus pantalones y ropa
íntima fueran quitados, perdía noción del tiempo, de acciones, no supo cómo
habían llegado a estar así, ni tampoco sabía qué mierda iba a suceder.
El castaño detuvo un segundo todas sus
tactos, para darse un minuto y desató el nudo de su bata. A pesar de tener un
buen cuerpo, Chinen logró notar que tenía algunos kilos demás, sonriendo ladino,
casi burlándose de ello.
—
Hey,
no soy perfecto…
—
Ya
sé… — Simplemente dijo. Y ahora eran las manos de Yuri que desnudaban al
muchacho. Se percató, que no tenía puesto nada en su parte íntima, mirando ese
miembro ajeno, con curiosidad poco disimulada.
Sin nada que cubriera algo de ellos, Takaki pasó
sus brazos por debajo de las rodillas
del menor, alzándolas levemente y tomando con fuerzas lo que era su cintura. La
boca experta bajaba por entremedio de costillas, sacando la lengua cuando
apenas llegó a su ombligo. Robándole un gemido más grueso al haber lamido. Llegó a su sector íntimo. El cual besó con
mucho aprecio. La incomodidad de Chinen se logró percibir, por su lenguaje
kinésico. El viajante comenzó por besos sutiles en sus muslos, haciendo que el
muchacho se estremeciera. Creó una cortina con su cabello largo y así impidió
que el pelinegro viera como sus labios se acercaban a su miembro y lo probaban
de una decidida estocada.
La espalda de Chinen prácticamente se
quebró. Jamás creyó que una felación se tratara de algo tan sofocante y
exquisito. Un cosquilleó le llegó por la espina dorsal y dominó su pene, el
cual se erectó por completo.
—
A-ahh~
— Gimió. Empuñando sus manos con algunos temblores.
Al sentir el primer movimiento de esa boca,
su respiración incrementó y con un gran esfuerzo, llevó sus palmas, hasta la
cabeza de aquellos largos cabellos, que revolvió y enredó. Tiró de ellos para
sacarlo de su falo y luego, lo empujó para meterlo hasta el fondo. Comenzó a
marcar el ritmo, mientras pequeños suspiros salían de sus labios, que miraban a
través del rabillo de sus ojos, todo lo que sucedía allá abajo, en su miembro.
Estaban ambos realmente duros. Yuya, sentía
un dolor punzante. Sus labios rojizos de tanto rozar ese pedazo de carne y su
boca llena de placer. Hizo presión en la última felación, ya no podía
aguantarlo más, necesitaba quitarse el dolor en su miembro.
Bajó entre besos por sus gónadas y metió su
lengua en ese punto sensible, esa entrada perfectamente redonda, pequeña y casi
imposible de penetrar.
Chinen comenzaba a temer, su corazón estaba
por salirse de su boca, que ni siquiera le dejaba hablar. Movió sus caderas
para negarse, tenía miedo. A lo que el castaño, besó su ano.
—
Tranquilo…
verás que todo estará bien. — Le calmó.
Al mismo momento, se enderezó, al ya tener
bien lubricada la entrada con su saliva. Tomó al chico y alzó su parte
inferior, juntando el rompecabezas. Tal vez ese falo era demasiado grande o esa
entrada, muy pequeña. Como fuera, el mayor estaba decidido en entrar.
—
N-no…
— Le dijo Chinen, con algo de miedo y antes de dejarle entrar, cerró su ano lo
más posible.
—
¿Tienes
miedo? — Musitó y gateó con sus brazos, hasta juntar ambas frentes.
—
Es
mi primera vez… — Confesó el chico, acariciando los hombros de quien estaba
arriba de él. Era extraña esa confianza que le estaba dando.
Comprendió. Comprendió a la perfección y por
ello, besó su frente en forma de protección, cosa que el otro decodificó. Fue
increíble y poco notorio, pero las mejillas del ojinegro se sonrojaron y sonrió
leve, pero muy sincero. Era estúpido como aquel hombre le estaba conquistando
en una sola noche. De un solo momento.
Besó sus labios una vez más y resbaló su
cuerpo, relajando su parte baja. Dejó entrar a Takaki muy lentamente. Su
estómago estaba contraído y respiraba rápido. Enterraba sus uñas con fuerzas y
dejaba ver pequeñas quebradas de sangre de la espalda del mayor.
No podía negar la molestia que sentía, pero
de a poco, a medida que sus paredes abrigaban ese falo, sentía que era
necesario comenzar a moverse. Y así fue, una estocada suave, una segunda más
fuerte y una tercera más rápida. Se aferró con más fuerzas al cuello de su
invasor y trataba de soltar los gemidos más mínimos, solo jadeos había entre
ellos. Intercambio de besos suaves y un rechinar del catre, que manifestaba el
sexo mismo que estaban experimentando.
¿Pero era realmente sexo lo que estaban
teniendo? ¿Por qué se sentía tan cálido? ¿Tan especial? Si ni siquiera iba a
volver a verse las caras, era lo más irónico de todo. El mayor lejos, en otro
país y él en Japón, en un antro, donde cualquier cosa podría pasar.
—
Y-Yuyaa~nngh…—
Aquella penetración le estaba llevando a su límite. Abrazó el cuerpo del mayor
con sus piernas, atrayéndolo aún más en las últimas estocadas antes del clímax.
Mordió fuertemente su cuello, pintando de colores lo que era su piel tostada,
oyendo el quejido y jadeo del castaño. Sonrió ladino y malvado, comenzando a
masticar toda su clavícula, para tan solo escuchar su graves gemidos.
—
Yuri…
— Aunque no le estaba permitido decirle así, fue algo inconsciente del momento.
Con sus pies, se aferraba de las sábanas para dar más en contra del trasero del
otro y así, terminar por correrse completamente en su interior. — ¡AHH!
Chinen sintió la viscosidad de los fluidos
del más alto dentro de su ano. Fue una sensación nueva, que debía ser asquerosa
según él, pero solamente sentía cosquillas agradables. La mano del mayor tomó
su pene y comenzó a masturbarlo y sin esperar más de tres segundos, estaba
eyaculando su propio semen. Casi fue un doble orgasmo. Maravilloso.
Menguaron sus respiraciones luego de haberse
mantenido en esas posiciones por un largo momento. Takaki salió de su interior
y se recostó desnudo a su lado, tapando ambos cuerpos con la cobija. Chinen se
volvió a dormir, sin querer hacer algún tipo de comentario, es más, fue
instantáneo. El mayor cuidó de los sueños del muchacho por algunos minutos,
pero ya se la hacía tarde y debía terminar de arreglar sus cosas para viajar.
Así que en silencio se levantó para ducharse una vez más.
Se vistió y peinó. Cerró sus maletas, solo
le quedaba una cosa por hacer; Despedirse del menor.
—
Chii~
— Susurró, arrodillándose en la cama, para quedar a la altura de su rostro.
—
¿Uhm?
— Abrió lentamente sus ojos, mirándolo sin expresión.
—
Oye…
—
¿Sí?
— Dijo algo casi adormilado.
—
¿Esperarías
por mí? — Lo miró con ansiedad.
—
¿Qué?
— Sus ojos se abrieron y negó. — Olvida todo lo que pasó, Takaki…
—
¿Eh?
No, no… yo…
—
Olvídalo,
olvida que me conociste… te irás a Italia y allá conocerás a alguien más. Yo no
quiero ser especial en tu vida… Ni si quiera sé cómo terminé en todo esto. — De
mal humor, el menor puso su rostro contra la almohada.
—
Oye…
¿Crees que lo hice porqué sí?
—
No
lo sé, no importa… yo
—
Chinen,
fue tu primera vez, quiero que sea especial… quiero ser la persona a quien tú
ames.
El pelinegro sonrió burlón.
—
Já~
—
Te
dejaré mi E-mail en un papel acá en el velador. Si quieres esperarme, envíame
un correo y yo volveré por ti. — ¿Cómo decirle a aquel barman que comenzaba a
sentirse atraído de una manera increíble por él? ¿Cómo hacerle entender de que
no fue una simple noche de sexo?
—
Haz
lo que quieras… — Bufó Chinen, tapándose el cuerpo entero para seguir
durmiendo.
- Fin Flashback –
— o —
—
¿Dónde
estará? — Decía desesperado, dando vuelta todas las bolsas.
—
Hey.
—
¿Uhm?
— Volteó. Al darse cuenta quien era, lo miró con espanto.
—
¿Buscabas
esto? — Le mostró su C.I.
— o —
OH POR DIOS OH POR DIOS OH POR DIOS AKSNDABDJKAVDASNDASDBAS,MDBMASND,ASBM,SDBNSMABD,N ASD,BASM,DNASM,DB M,ASBDMASN D,.BSAM,DNASB .ASMDA BDKAS !!! ASDKSAD -explota en miles de pedacitos- ES QUE asdnasklbdklas !! FUE HERMOSO, LO MEJOR Q2! LA VIDA ;A;! ♥ Hiciste qeu mis ovarios explotaran Q___Q (?) TE voy a pegar por el "no me gustó" Juro que lo haré porque a mí me haz hecho inmensamente feliz ~ ~ ~ 8D -rueda con corazones y arco iris(?)- Ese lemon... -llora- Q___Q ♥♥♥♥♥♥♥♥ no tengo palabras ;A;!
ResponderEliminarMe reí con lo del gin con limón x'DDD fue tan x'DDD tú entiendes uwu!
Te adoro ~ ~ ~ deberías escribir más TakaChii u///u ♥♥♥♥♥
Ah ~ me he quedado sin palabras ~
simplemente hermoso ~ ♥
TE ADORO Q___Q
-le deja un arsenal de fotos de Ryu- >:3 ♥ te lo ganaste~ ♥
ASDAASDASDASD X'D ¿Sabes? Tu comentario me animó, pensé que había quedado feo, pero ya veo que al menos el porno salva (?) adasdds ♥ De algo que haya servido haberlo escrito por segunda vez </3 (?)Jamás vuelvo a mencionar a ese ser innombrable Q2
EliminarGracias por las fotos COF COF -se las lleva muy lejos-
NO PUEDE SER ;OOOOOOOOOO; Aleluya locoh, alabado sea el señor jesúh ;O;!!! Por fin te dignaste a actualizar ♥
ResponderEliminarY kjhvcvbhjklljhg por fin le pusiste yabuhika ;-;! -se pone loca por el párrafo yabuhika en vez del lemon takachii- ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ ♥ !!! fcghjkh nah uwu me gustó el takachii, te quedó hermoso así que calla~ xd Tan buena que eres para el lemon, coshina uwu ♥ pero fghjkl tuvo yabuhika ;^;!
Al final no leí el fic en clases, leí el principio mientras desayunaba y después lo terminé en el bus camino a la escuela :'D lo que es levantarse con tanto porno xDD
Sigue así meamorrr que me encantan tus fics Q_Q ♥♥♥♥
XDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD
EliminarCECII ♥ EL YABUHIKA FUE HERMOSO Q2 Yabu quiere puro snus snus con Hikaru uwu ♥♥♥♥♥
Que hermoso comenzar tu día así x'DDD Quien como tú ~ uwu ♥ love you ~ -huye por entrometida-
ALEYUYA! *A* X'D asdads En tu nombre el YabuHika mija♥ asdasd Me alegro de que te haya gustado ;w; y y muchas gracias por subirme el ánimo :'D asdasd JAJAJA déjame, el porno es mi arma de defensa (?) uwu
Eliminarkyaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!! esta genial!!! *O* me ha encantado!!! maravilloso *O* estupendo Takachii <3 adasadasda *Q*
ResponderEliminary el OKAMORI!!!!! KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!!! ES FANTÁSTICO!! por favor continualo me encanta
asdasd ¡Muchas gracias! ;A; Me alegra tanto que te haya gustado ♥!
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