abril 07, 2015

"Secuestro"II [Takachii]

Al siguiente día, sentí unos golpes en las puertas y unos gritos de aquel tipo que me aterraban, oía una frase que se repetía constantemente entre murmullos; “Debemos salir de aquí, nos han pillado”. Mi corazón comenzó a latir fuertemente, algo de eso me asustaba terriblemente. ¿Mi padre no había hecho trato? ¿Contrató a un detective? ¿No sabe que todas sus malditas malas decisiones, repercuten en mí? La rabia me invadió y cayeron algunas lágrimas de mis ojos, de a poco me decepcionaba más y más de mi padre… y preveía un futuro en donde estaría al borde de la muerte.


Capítulo II: “Límites”.


   Unas manos me jalaron de donde estaba durmiendo y me hicieron levantar. Me cubrieron la boca con un pañuelo y me llevaban forzosamente hasta algo que parecía un auto, me lanzaron ahí y viajé entre dos cuerpos, en el asiento trasero. Viajamos alrededor de una o dos horas, hasta que nos detuvimos y tres hombres se bajaron, quedando uno a mi cuidado. No sabía quién era.
   No me dijo nada a pesar de que intenté hablar, pero el pañuelo no me permitió gesticular. Lo oía respirar rápido, como si también estuviera asustado. Pasaron algunos minutos y volvieron a partir el auto, pero esta vez solo para estacionarnos. Todos se bajaron y tuvieron una pequeña conversación de la cual solo escuché un poco:

   —No podemos ingresarlo así nada más…
   —¿Qué propones tú?
   —Alguien debe ingresar con él.
   —¿Y quitarle la ataduras?
   —Es peligroso…
   —Pero está débil.
   —Takaki, encárgate. —Era una orden del hombre que me daba miedo.

   ¿Era mi oportunidad de huir? O tal vez, de solo intentarlo, de todos modos, no perdía nada. Se abrió la puerta y Takaki ingresó al auto.


   —Si no llego contigo arriba, nos van a asesinar a los dos, así que por favor, coopera conmigo.
   —¡Mhh! — Intenté hablar hasta que él, me quitó el pañuelo. —¡Sácame! ¡Sácame de aq--!
   —¡Shhh! ¡Cállate! —Me cubrió con su mano la boca y a pasar de que le mordí los dedos, no los quitó de allí. —Tranquilízate.
   —Takaki, por favor… sácame de aquí, no quiero más de esto…—Le supliqué.
   —Estarás bien, tranquilo. Pero si me ayudas, si no, vendrá Bossu y será él quien te lleve hasta arriba ¡Y sé cuánto te asusta! —Su voz se tornó molesta y demandante, me hizo callar. —Ahora te voy a desatar, te pasaré una chaqueta, una gorra y unas gafas, debes pasar desapercibido ¿Entendiste? Y si haces un escándalo…—Oí el sonido de un arma, mi corazón comenzó a latir rápidamente.
  
   Velozmente me quitó las vendas de mis manos, la chaqueta del colegio que tenía y me puso una deportiva, una gorra y comenzó a desatar la venda de mis ojos.

   —Por cierto…—Me susurró cuando la venda cayó. —Lo siento.

   Vi una luz blanca, mis ojos se cegaron por un momento, y luego su rostro, sus ojos, su cabello, su barbilla, sus mejillas, sus labios, aquella frase… fue como un déja vù de cuando estaba en la tienda de vídeo-juegos; Abrí mis ojos, quedando en una especie de estado de shock.

   —¡¿ERAS TÚ?!... ¡¿POR QUÉ DICES QUE LO SIENTES CUANDO QUIERES MATARME?! ¡¿POR QUÉ ME QUIERES AYUDAR AHORA?! ¡¿POR QUÉ…?!—Comencé a golpearlo en sus hombros, en su pecho, le arañé hasta que sentí un duro golpe en mi nuca; caí en estado durmiente.

—o—

   Desperté una vez más. Otra vez mis ojos estaban vendados, mis manos atadas. Por un momento temí de haber sido una vez más intimidado, pero no sentía dolor físico en esos sectores. Me sentí aliviado.
   Me preguntaba dónde estaba, qué había pasado y por tercera vez, tuve que comenzar de nuevo.
   “Soy Chinen Yuri, estoy secuestrado y mi padre aún no viene por mí. Contrató a un detective para que me hallaran, al hacerlo los secuestradores me trajeron a otro sitio. Me parece que es una casa o un hotel sin entrada privada. Hace aproximadamente 3 días que tenía mis ojos cegados y cuando me quitaron la venda, vi el hombre de la tienda de los video-juegos, él chico de la voz que estaba a mí cuidado por el día”.

   De alguna forma me siento traicionado, herido, pero es estúpido que me sienta así. ¿Cómo puedo confiar en alguien quien me está secuestrando? Me reí de mí mismo. ¿Cuánto tiempo más quedaba para que esto se acabara?

   —¿¡YA DESPERTASTE!? —Me gritó ese hombre que me ponía a temblar. —¿Cuánto tiempo más piensas dormir? ¿EH?

  Sentí un golpe profundo en mi estómago y otro por el costado.

   —¡AAAH! —Chillé de dolor, vomité sangre y encogí mi cuerpo, a pesar de que estaba imposibilitado de moverme bien. Me sentía realmente débil.
   —Tu padre manda un detective y haces un escándalo allá abajo. ¿Crees que te lo perdonaré? —Me tomó de las mejillas con una sola mano, alzándome unos centímetros del suelo. Me apretaba con fuerzas, seguramente dejándome marcados sus dedos.
   —Yo n-no sé nada…—Le contesté, me sentía colapsado. Simplemente tenía ganas de morir.
  
   El hombre, me soltó de las mejillas y puso un pie sobre mis caderas, decidido a aplastarme, pero tocaron la puerta de la habitación.

   —Bossu, tenemos nuevas noticias. —Era nuevamente Takaki, quien me estaba salvando o interrumpiéndome de mi muerte. —Se trata sobre el dinero.

   Ambos salieron y cerraron la puerta, dejándome a solas. Me senté y traté de poner atención a lo que decían:

   —El padre dice que entregará el dinero, dice que lo dejará en el callejón después de la estación. Recalcó que no habrá policías ni detectives, solo quiere que le entreguemos al chico.
   —¿Cuánto dinero va a dejar?
   —Lo que le habíamos pedido al comienzo.
   —¿Los cien millones?
   —Sí.
   —Dile que sean ciento cincuenta.
   —Pero… —Takaki calló.

   Escuché pasos venir a la habitación y me alejé de la puerta a rastras. Era ese hombre. Sentí su aura de tal odio, que pensé que abusaría de mí una vez más, pero no. Cerró la puerta fuertemente y se fue. Respiré por primera vez con tranquilidad. Mi padre decidió entregar su maldito dinero de una vez.
   Cerré mis ojos…

    O —

   Cuando desperté, seguía cegado, pero sentí mi cuerpo sobre algo totalmente blando, mi cabeza estaba acolchada, mi piel estaba tibia. Era el paraíso después de todo. ¿Habría muerto mientras dormía? ¿Tan al límite estaba? Me acurruqué y suspiré con tranquilidad, después de todo no se sentía para nada de mal.
   De pronto sentí que un cuerpo se movía al lado mío y entendí que no estaba solo.

   —¿¡Quién está ahí!? —Me puse alerta rápidamente y me cercioré de estar con ropa.
   —Shhh~— Una mano tapó mi boca. — Soy yo—. Dijo Takaki— Te quedaste dormido y yo también estaba cansado y no te preocupes, no te hice nada, simplemente te metí a la cama, estabas durmiendo sentado junto a la pared.
  
   Por alguna razón, respiré aliviado. A pesar de que Takaki me había “traicionado”, no me parecía un gran peligro o más bien, no me generaba ese miedo que provocaba aquel “Bossu”. Por el momento, pude seguir descansando, aunque no le dije ninguna otra palabra, seguía realmente enojado.

   —Oye, Chinen... —Me dijo al rato.
   —¿Mh?
   —¿Confías en tu padre?

   Su pregunta fue como un flechazo a mi consciencia. ¿Qué si confío en mi padre? Jamás lo hice, ¿Por qué debería confiar en él ahora? Pero se trata de una situación de emergencia. ¿Debería confiar en él?

   —¿Por qué preguntas eso?
   —No lo sé, tengo un mal presentimiento es todo… espero que sean cosa mías nada más…—Takaki se levantó de la cama y escuché el sonido de un cinturón. Seguramente se lo habría sacado para descansar mejor.
   —No digas tonterías…— Por alguna razón, me enojé. Porque sabía que ese mal presentimiento era correcto y que no lo había pre visualizado. Existía la posibilidad que mi padre no estuviera de acuerdo en pagar más dinero y yo quedarme más tiempo acá… quizás quien sabe cuánto.
   —¿Tienes hambre? Iré a hacer ramen.

   No esperó por mi respuesta, ya que era obvia. Solo partió y me dejó en solitario, en la habitación. Sentí una leve brisa recorrer mi cara. Eso me hizo pensar en el sentimiento de libertad que tanto anhelaba. Suspiré y comencé a rezar.
   Jamás había hecho esto, de intentar conectarme con un ser espiritual. Siempre creí en mis capacidades. Pero ahora, estaba pidiendo algo para mi bien, llorando al aire, de pedir perdón por las cosas que había hecho… pero quiero intentarlo todo, aunque sea utilizar el último recurso. La desesperación.
   Sentí los pasos de Takaki volver y paré de llorar. A pesar de que no podía, secar mis lágrimas con mis manos, lo hice con las sábanas. Dejó los ramen encima de un mueble y sentí sus manos en la venda, la sacó sin permiso.
   Cerré mis ojos con fuerza, por el efecto de la luz y sus manos amablemente estaban secando mis lágrimas, pero fui esquivo y traté de zafarme.

   —No te preocupes, son solo lágrimas.
   —Hm…—Me observó con pena.
   —Si no vas a hacer nada por mí, es mejor que no me mires así— Al ver su rostro, recordé lo mucho que estaba odiándole. —Desátame, quiero comer.

   Sonrió ladino, me imagino que es por lo que le dije. Jamás me soltaría, ya que la última vez, hice un escándalo; Según él. Pero si tuviera mis manos libres, es obvio que lo primero que desearía hacer es golpearlo y huir. Tomó los palillos y les separó, tomó un ramen y comenzó a darme comida en la boca.

   —Por cierto— Dijo Yuya. —Hoy a las 12 de la noche irán a recoger el dinero, si tienes suerte, mañana estarás en tu casa…
   —¿Si tengo suerte? —Suspiré. —¿Presientes que mi padre no pagará lo que le pidan?
   —¿Debería ser sincero contigo?
   —Solo dilo y ya.
   —Presiento que Bossu exigirá más a medida que tu padre le dé, hasta el punto de dejarlo en la banca rota. En otras palabras, no estoy seguro de que mañana estés en tu casa, si es que sigue siendo tu casa todavía.

   Mordí mi labio inferior, la verdad, no quería escuchar tal sinceridad… pero era mejor hacerse la idea ya. Estaba perdido y no tendría salida. Quedamos ambos en silencio por un largo rato.

   —¿Voy a morir? —Le miré a los ojos.

   Sus ojos se desviaron y apretó sus labios. Luego me miró con determinación.

   —No lo voy a permitir, confía en mí.

   ¿Confiar en él? ¿Cómo? Ya me sentía traicionado, de hecho, él era parte de las personas que me estaban secuestrando. ¿CÓMO MIERDA VOY A CONFIAR EN ÉL?
   —¿Por qué trabajas para él? —Exigí saber.
   —Ya dije que no puedo hablar sobre ello…
   —¿Cómo quieres que confíe si no sé nada sobre ti… Ni si quiera sé tus intenciones. ¡Eres un secuestrador, tan sucio como aquel hombre que me ha violado como ha querido! Ponte en mi maldito lugar y por favor… entiéndeme…
   —¡Ponte en mi lugar también! Entiende que si te digo algo, alguien aparte de mí, sufrirá las consecuencias…
   —Necesito que me digas… ¿Por qué trabajas para él?

   Takaki miró a todas partes y se levantó para cerrar la puerta y la ventana. A pesar de que no había nadie más en el departamento. Necesitaba ser muy cauteloso.

   —Tengo padre, madre, dos hermanas, un hermano y un próximo sobrino... Todos ellos morirían si yo dejo de trabajar para él. Sabe todo sobre ellos y me tiene aquí, trabajándole bajo amenaza… Detesto esto y vivo con miedo… pero no puedo dejar que ellos mueran— Takaki apretó sus puños con fuerzas. Estaba susurrando tan bajo que apenas le oía, pero entendía sus miedos.
   —¿Por qué terminaste en esto?
   —Fue… hace 2 años si no me equivoco. Venía de la escuela a mi casa, en la cuadra de en frente iba un chico de mi clase, no solía hablar con él, pero le reconocía. Él tenía una familia con dinero, al igual que tú… de pronto un grupo de hombres llegaron y lo drogaron, intentando meterlo a un auto. Por un impulso de intentar ayudarlo, crucé la calle y enfrenté a los hombres, los golpeé, pero me golpearon de vuelta con un fierro en la nuca, caí inconsciente. Cuando desperté estaba frente a Bossu… —Hizo una pausa, pero limpiarse la nariz. —Vi como violaban al chico y cuando quise ayudarle, Bossu me detuvo, diciéndome que si intentaba cualquier cosa, iba a hacer que me arrepintiera. Mencionó los nombres de mi familia y al saber que no somos de mucho dinero, no se interesó en pedir recompensa por mí, sino que mantuviera en silencio todo lo que había visto a cambio de trabajar con él. Por supuesto me negué en ese momento, pero luego mencionó lo de matarlos… quedé petrificado, no supe que hacer, oía el dolor de aquel chico y simplemente asentí. —Yuya tapó sus oídos, como si aún pudiera escuchar aquellos sollozos.
   —Yuya…—Susurré, no sabía qué sentir exactamente. Intentaba ponerme en su lugar, pero estar en el mío también era difícil. —Lo siento…—Fue lo único que pude gesticular.
   —Está bien, está bien, no te preocupes, solo procura no mencionarlo… recuerda que estás tratando con un mafioso… —Tragó saliva y volvió a abrir la ventana.


   Pasaron las horas, con Takaki estuvimos en silencio durante toda la tarde hasta caer la noche. Acarició mi cabello, mientras yo descansaba recostado en la cama. Sentía un aura protectora, aunque él, solo tenía la mirada perdida. Al escuchar que comenzó a llegar la gente, nos pusimos alertas, Yuya vendó mis ojos y me hizo ponerme en el suelo, mientras él salía de la habitación, cerrando la puerta. Respiré, intentando calmarme.

   —¿Llevarán al chico?
   —No. Por ahora solo iremos en busca del dinero— Escuché decir.
   —Mañana pensaré si lo entrego—. Dijo Bossu.

   Comencé a rezar nuevamente, simplemente quería salir ya de ahí. Salieron y otro chico se quedó a mi cargo. Jamás había hablado con él, tampoco es como si hubiésemos hablado. Tan solo encendió la televisión y me gritoneó; cosa tolerable a estas alturas.
   Sentía que el tiempo no pasaba jamás, comencé a sentirme loco. La televisión era en lo único que podía concentrarme, pero era un programa triple x, ya que oía chicas gemir y ruidos propios del acto sexual. Era perturbante de cierta forma. Intenté ignorar hasta que oí la voz del chico cerca de mí.

  —No estás para nada mal, chico…—Me tomó del brazo y me levantó con fuerzas, lanzándome a la cama. No veía nada, pero intenté zafarme. Tiré patadas a diestras y siniestras, hasta que le dí en sus testículos. Chilló fuertemente y cayó al suelo. Me levanté de la cama y caminé hasta donde creí que estaba la puerta. La abrí de espaldas y tanteé con cuidado pero rápidamente el territorio. Era un pasillo y con la ayuda de la misma pared, intenté bajar la venda de mis ojos, para poder ver el camino, pero en ello, sentí el cuerpo del hombre que había dejado atrás.

   —¿¡Dónde crees que vas!? —Me atrapó, acorralándome contra la pared y comenzó a golpearme, hasta escupir sangre, la venda cayó y pude ver su rostro. Lo grabé tanto como pude. Me volvió a golpear y caí al suelo y preferí hacerme el inconsciente. No me moví y sentí su última patada sobre mí.

   —¿Ya te dormiste? —Mencionó hastiado—. Que fastidio…

   Se alejó de mí, dejándome en el piso y preferí no moverme hasta que fuera seguro. Cuidadosamente miré a todo mí alrededor, era una habitación bastante descuidada, gris. Parecía un motel de mala fama. Lo más seguro es que aparente ser eso. Pensé en escapar, era de hecho el mejor momento, aunque el pudiera verme si me movía, si lo hacía rápido tal vez, hubiera alcanzado. Pero ya era demasiado tarde, oía los pasos de los otros volver. Cerré mis ojos y me quedé ahí.

   —¿Qué pasó aquí? — Dijo “Bossu” al verme tendido en piso.
   —Señor, intentó escapar y solo lo golpeé.
   —¿Qué intentó qué? ¿Por qué? A Takaki jamás le sucede eso.

   Sentí las manos de alguien inspeccionarme. Era Yuya. Me tocó el pulso y chequeó mi respiración.

   —Lo siento señor, no volverá a suceder.
   —Más te vale, sabes lo que te costará.
 
   El hombre asintió con bastante miedo, por lo que pude percibir. Takaki me tomó en brazos y me llevó a la habitación.

   —Voy a verificar su estado—. Dijo.
   —No te preocupes, de todas formas su intento de escapar no le saldrá barato—El jefe de esa mafia, entró a la habitación junto con nosotros. —Yo mismo lo voy a verificar.
   —Pero señor… puede que esté en estado crítico. Ha recibido muchos golp--…
   —¡TAKAKI! Dí una orden.
   —¿Y si muere?
   —¿Y a mí qué me va? Ya nos dieron ciento cincuenta millones de yenes, que me den otros cien por su cuerpo.
   —Pero Bossu, ¿No creen que pueden darnos más dinero sí el chico sigue vivo?
   —Lo creo… Pero eso no quiere decir que deba tener su merecido—Sentí la mano de aquel hombre espeluznante sobre mis piernas.
   —Insisto señor, no creo que sea necesario.
   —¿Qué mierda te pasa, Takaki? ¿Quieres defenderlo? ¿Sientes pena por él? ¿Al igual que tu compañero del pasado? ¿Quieres remediar lo que no pudiste hacer aquella vez? Qué patético… ya sé cómo va tu juego, pero no te preocupes… tú no morirás si lo defiendes, sabes perfectamente quién lo hará— Oí el sonido de un filo, chocar con el aire.

   Takaki enmudeció. No pudo decir palabra alguna y supuse que salió de la habitación, porque se oyó la puerta cerrar.


—o




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