mayo 17, 2015

Secuestro: Epílogo I [Takachii]

[Nota: No pensé que saldría tan largo ._.]

   Tres años después.

   Terminé la preparatoria por orden de mamá. Pero cuando llegó el momento de la universidad, no sabía qué hacer con mi vida. Le pregunté si le molestaba el no ingresar a la universidad el primer año, pero me aconsejó que buscara algo en qué ocuparme. Era bueno en las matemáticas, pero simplemente no quería estudiar algo relacionado con ello. Durante toda mi etapa escolar, fui a clases de ballet y era realmente bueno, por esto, mi hermana, me dio la idea profesionalizarme en ésta área. A pesar de que al principio me costó tomarle el ritmo, me esforcé bastante hasta conseguirlo (a pesar de que mamá me recomendaba que no me sobre exigiera, es inevitable para mí). Ya voy en mi segundo año y por primera vez, desde hace tres  años, siento algo de felicidad.
  
   El detective que trabajaba en mi caso, me contactó hace tres años. Después de salir del hospital, me informó sobre la muerte de Takeshi Haruka. Un líder de mafia que fue hallado en el lugar donde fui secuestrado. Deduje por la descripción que era “Bossu” de quien me hablaban, sentí un gran alivio, pero luego mis preocupaciones comenzaron. ¿Cómo murió? ¿Fue asesinado? ¿Quién lo mató? ¿Takaki…?
   Dudaron de mí relato, ya que encontraron pruebas de que eran cuatro hombres los que me secuestraron y no tres como yo lo había mencionado. Me excusé con que estuve siempre con vendas en los ojos y no pude estimar la cantidad correcta de secuestradores. A los otros dos captores, los hallaron huyendo en un barco hacia Corea y que hoy, están presos. Pero no sabían nada del cuarto hombre. Si estaba vivo o muerto, nadie lo sabía y era lo que más me importaba.
   Cada noche, hacía un pequeño rezo por él. Temía por su destino. Pensaba siempre en lo peor. Bossu era un personaje con poder y era indudable que tuviera a más aliados que vengaran su muerte, asesinando a la familia de Takaki... o al mismo Takaki.

—o—

   Aún sigo viviendo con mamá. Mi relación con mi padre se redujo a simple dinero, ya no hablamos ni nos dirigimos la palabra. Somos simples extraños…
   Es frustrante, que un hecho que no estaba en tus manos, haya cambiado tanto mi vida. A mi hermana la veo de vez en cuando, ya que está ocupada con sus propios asuntos. Mi madre tan solo trabaja y trabaja y yo… pues yo, divago entre la academia de ballet y una casa vacía. No digo que con mi familia hayamos sido muy unidos en el pasado, pero ahora sí que no tengo nada.  

   Mañana con mi escuela de danza, iremos de viaje a Osaka. Para ver a la academia de baile. Nos quedaremos un tiempo para hacer ensayos en conjunto y programar una presentación en grande. La verdad, me emociona hacer eventos, pero al mismo tiempo, me pongo nervioso… es una sensación que agradezco tener después de no haber sentido nada por mucho tiempo. Estuve con psicólogo durante un año, claramente, no asistí a la misma escuela… temía de muchas cosas y no quería ver caras conocidas, ni tener que aguantar preguntas estúpidas. Preferí ir a un lugar donde nadie supiera nada de mí. Al principio tenía fobia de mis compañeros, pero con el tiempo y gracias a la ayuda del psicólogo, logré superar aquel detalle.
   Cuando ingresé a la academia, veía a muchas personas con rostros decididos e inquebrantables, sentías como si no pudieras decirles ni “hola” porque te ignorarían. Estaban tan concentrados en dar su mejor audición, que era fácil olvidarse del rededor. Cuando ya sabíamos que estábamos dentro, comencé a conocer sus rostros de verdad. Muchos fueron amables, otros engreídos, pero así es el rubro. Aquel día, intenté concentrarme en solo ser aceptado en la academia, porque si no, no sé muy bien qué hubiera sido de mí.

   Mi cuerpo quedó resentido después del secuestro, a pesar de que hice rehabilitación post-operación. Uno de mis riñones quedó severamente dañado y desde entonces no volvió a funcionar del todo bien. Todos mis huesos fisurados, los reconstruyeron y ya me acostumbre por completo. De hecho, era una de las razones por las que pensé que no quedaría en la academia.

   Por las noches, me costaba muchísimo dormir. Mi madre me llegó a preguntar quién era aquel “Takaki” que tanto repetía en mis sueños, simplemente mordía mi lengua, para no decir nada sobre él. A veces, me sentía tonto, por no poder superar a Yuya. Ya habían pasado tres años, sin contactarnos… era obvio que estaría muerto o muy lejos. Hoy, luego de hacer mi bolso, tomé la decisión de dejarle en el olvido, era idiota que siguiera pensando en alguien que no necesita volver a saber de mí, si lo hace, se metería en más problemas.
  
—o—

   Temprano, al siguiente día; tomé el bus en compañía del curso entero. Para cuando llegamos a Osaka era medio día. Ingresamos a la academia de Osaka, siendo bastante espaciosa junto a un buen ambiente de estudiantes y profesores. Conocí a las personas con las que trabajaríamos el resto de la semana, nos ofrecieron su hospitalidad e incluso darnos un tour alrededor de Osaka, todos aceptamos la proposición, así que quedamos después del ensayo.
   Haríamos una danza contando la historia del niño que soñó con sus padres ya muertos, volvían a un jardín y se convertían en mariposas. Es un relato típico japonés, pero queremos elevarlo y llevarlo al ballet contemporáneo.
   Nos llamaron a ensayo, me puse mi ropa y vendas de baile. Comenzamos con una introducción a la clase, nos comentaron que hoy uniríamos lo que ya habíamos ensayado desde antes en Tokyo pero ahora, con más personas, así que, tuviéramos más cuidado con los espacios que utilizábamos y ese tipo de cosas. Fueron 4 horas de baile intenso, estábamos sudados y cansados, pero aun con ánimos de dar un paseo por Osaka.
   Después de ducharme y vestirme, se me acercó una chica de la academia de Osaka, tenía una sonrisa sincera y unos ojos intensos color miel, me felicitó por mi forma de bailar y también preguntó por mi nombre. Quedé descolocado, ya que no soy el tipo de chico que atrae mujeres, sino que todo lo contrario; las repelo.

   —C-Chinen. Chinen Yuri— Respondí algo lento.

La chica expresó una pequeña risilla y me miró a los ojos.

   —¿Qué? ¿Qué te parece gracioso?
   —Te llamas igual que yo. Un gusto, soy Omura Yuri—Hizo una leve reverencia y se la respondí. —No sé si te diste cuenta, pero tenemos un solo que debemos bailar juntos…
   —¿Ah? ¿En serio? No lo había notado…—La verdad es que sabía que debía bailar con una chica, pero no me fijé quién era.
   —Sí. Es por eso que te hablo, no me gusta bailar con extraños, así que me acerco a ellos para hacerles la vida imposible—Bromeó. Bromeó pero yo no lo noté.
   —¿Eh?
   —Bobo, solo estoy bromeando. ¿Seamos amigos? —Me sonrió. Su sonrisa era como masticar. Era una acción tan sencilla pero cumplía exactamente la función que debía; Agradar.
 
   Ella no esperó una respuesta de mí, sólo lo dio por hecho. Esa fue la conversación más extraña que haya tenido con una chica desde que nací, pero no me incomodó… sino que todo lo  contrario.

   Tomé algo de dinero y mi celular. Nos reunimos afuera de la academia con todos los que tuvieron ánimos de salir, otros se quedaron descansando. Éramos alrededor de 15 personas.
   Nos llevaron por el centro de Osaka del norte, estaba lleno de comercio, locales de comida y bares, no era muy distinto a Tokyo, solo que algunas de sus calles, les cruzaba un río, que hacía aún más atractiva la ciudad.
   Entramos a un restaurant de sushi, comimos y bebimos algo suave. Personalmente no quería embriagarme en mi primer día en Osaka. Yuri… No, mejor dicho Omura-san, se sentó a mi lado y comentaba cosas graciosas, que era inevitable para mí, no reír.
   La observaba muy perspicaz, no quería que nadie se diera cuenta, pero simplemente me llamaba la atención la chica (Quizás fue solo porque se acercó con tal personalidad).

   Realmente, desde el secuestro, he cambiado. Me he vuelto alguien más tímido y hasta un poco sumiso. No me gusta realmente, pero tampoco me siento con plena confianza de actuar como lo solía hacer antes. Observo más todo lo que me rodea y siempre estoy alerta, es hasta un poco estresante.
   La velada en grupo, terminó bien. Decidimos que iríamos mañana al cementerio de Okunoin, ya que es uno de los más antiguos. Por lo mismo, el ensayo se hará bien temprano y luego tendremos la tarde libre en el cementerio y sus al rededores.

—o—


   —¡TAKAKI!
   —Yuri…
   —¿Qué haces aquí?
   —Sólo quería saber cómo estabas…
   —Estoy bien ¿Y tú?
   —Como me ves…
   —¿Takaki…? ¿¡Takaki!? ¡TAKAKI!

—o—

   —¡Yuri, despierta! —Me gritó un compañero de cuarto.
   —Takaki—Abrí mis ojos, asustado. Estaba totalmente sudado y aferrado a las sábanas.
   —Es solo un sueño, tranquilo…—Me ofreció una toalla para secar mi sudor y asentí.

   Me incorporé en la cama lentamente y me quedé mirando la nada mientras pensaba en aquel sueño tan extraño. —¿Por qué aun te apareces en mis sueños? Déjame en paz.
   El día por la mañana pasó rápido y cuando llegamos al cementerio, nos ofrecieron unos folletos para no perdernos dentro de él. Era prácticamente un bosque con tumbas muy antiguas y otras más nuevas, había de todo tipo. De pronto, el grupo comienza a caminar y los sigo desde atrás, pero de un momento a otro, veo a un chico alto, de cabellos largos y castaños, un aire familiar dentro de él. Se arrodilló frente a una tumba y encendió una vela, juntando sus manos para rezar. Esa espalda se me hacía muy familiar…

   —¡Chinen! ¡No te quedas ahí parado! —Me gritó Omura.

   Me giré hacia ella y le hice una seña con la mano, de que la había oído. Comencé a caminar, sintiendo una mirada sobre mí. Cuando volví a voltear a ver si el hombre seguía allí, ya no estaba, fue ahí cuando tuve un presentimiento.

   —Omura-san, lo siento, no me siento muy bien, así que volveré a la academia
   —¿No quieres que te acompañe?
   —No, tranquila. Ve y diviértete.
  
   Ella asintió insegura y se volteó para seguir a la masa. Al asegurarme de que ella estuviera bastante lejos, corrí hacia la tumba en la que estaba aquel hombre.

“En memoria del señor y la señora Takaki”.

     Me quedé un minuto asimilando lo que estaba leyendo. Era imposible que fueran los mismos Takaki… ¿Me estaba sugestionando? Mordí mi labio inferior hasta que comenzó a sangrar. Empuñé mis manos y comencé a mirar a todas partes, buscando aquella espalda tan familiar que había visto antes. Visualicé y concluí que si me había visto, es probable es que se haya ido del cementerio lo más rápido. Corrí a la salida y divisé a un hombre parecido que se estaba subiendo a un auto, por el lado del conductor, cuando el auto comenzó a andar me paré frente a la calle y le obligué a detenerse.

   Me miró a los ojos y yo lo miré a él.
   Comencé a llorar.
   Me abrió la puerta por el lado del copiloto, desviando su mirada.

   Me subí en silencio y cerré la puerta. Me puse cinturón como si estuviera dispuesto a ir con él donde fuese. Partió el auto y nos fuimos en silencio por un largo trayecto, hasta que no lo aguanté más.

   —¿Los mataron por mi culpa…?
   —No fue tu culpa…
   —¿Cómo que no lo fue…?
   —No lo fue… No fue culpa de ninguno de los dos.
   —¿Me odias…?
   —No…Chinen, no te culpes. No te odio, cuando te dejé ir… sabía que esto podría pasar, pero lo hice de todas formas.
   —¿Por qué?
  
   Takaki guardó silencio y detuvo el auto frente a un callejón, estacionándolo. Tomó un largo suspiro y se quitó el cinturón.

   —Ven, sígueme.

   Se bajó del auto, dirigiéndome al subterráneo de un edificio. Entramos a una habitación y deduje que era su apartamento, en donde estaba viviendo actualmente. Cerró con llave, se sentía perseguido.

   —Ahora sí…—Dijo más relajado. —Toma asiento. ¿Te ofrezco algo para beber?
   —Respóndeme, Takaki. ¿Por qué me dejaste huir? Es decir… yo te estoy muy agradecido, porque he vuelto a ver a mi familia, he intentado retomar mi vida… Pero, no entiendo. ¡Sabías el riesgo que estabas corriendo! ¡Sabías lo peligroso! —Me acerqué a él, tenía una mezcla de sentimientos, entre rabia y tristeza.
   —Yo… en realidad no lo sabía—. Bajó su cabeza. —Yo… cuando te dejé huir, ya tenía planeado de antes matar a Bossu, a sabiendas que podrían encarcelarme. Si lo mataba a él, cortaría con toda amenaza hacia mi familia y eso era lo importante para mí. Pero erré. Aunque lo maté luego de que te dejé huir, ignoraba u olvidé el hecho que tenía un hermano… Por consiguiente, vengó su muerte, terminando con la vida… de mis padres…
   —Lo siento…—De mis ojos cayeron un par de lágrimas. La voz de Takaki se oía tan desgarrada, que era fácil entender sus sentimientos.
   —No lo sientas… no es tu culpa, tampoco la mía por haberte liberado… yo no podía seguir viendo como ese hombre te hacía añicos… yo, estaba en una posición muy complicada e hice lo que mi moral indicaba. Si tuviese que hacerlo una vez más, estoy seguro que repito mis acciones… Es así como pienso. Tú estás bien y eso paga la vida de mis padres, a pesar de que no merecían morir…
   —Todo esto es… tan absurdo ¿No? Tus padres mueren, mis padres se separan, mis riñones fallan constantemente, vives escapando…fui violado, fuiste amenazado, tantas cosas y nada de esto, es nuestra culpa ¿Y debemos buscar la forma de hacer que las cosas malas, hayan valido la pena? Yo no sé si pudiese pensar como tú…
   —Si no lo hago, me volvería loco. Necesito pensar así. Necesito pensar que la vida de mis padres fue sacrificada por tu vida y tu bienestar. Necesito pensar que sus muertes no fueron en vano… lo necesito o esta vida no tendría ni un mísero sentido.
   —Lo imagino… pero no puedo. Me es imposible… todo esto es una injusticia…
   —¿Y qué quieres que haga? La persona que más odié en mi vida, ya está muerto y yo mismo lo maté. Su hermano está en la cárcel y yo… yo solo sobrevivo, mientras huyo de la policía.

   Me quedé observándolo en silencio y me acerqué despacio, hice algo que no era parte de mí, pero me nació como un sentimiento muy fuerte. Estiré mis brazos y lo envolví junto a mi cuerpo. Lo abracé fuertemente y él, me respondió el abrazo sin chistar. Era algo que ambos necesitábamos hace muchísimo tiempo. Comenzamos a llorar y sólo llorar… no decíamos absolutamente nada.
   Después de un buen rato abrazados y consolados uno por el otro. Bebimos un café hecho por él, conversando un poco más:

   —Me mudé a Okinawa, luego Ikebukuro y ahora Osaka, para que no me encuentren tan fácilmente. Mi hermana sigue su vida normal en Tokyo, no quiero ni siquiera molestarla, temo meterla en problemas y por mi sobrino, haría lo que fuera por su bien, aunque eso implique, no poder verlo.
   —Verdad… al final, nunca lo pude conocer.
   —¿Eh? Esto es terrible… —Tomó su teléfono y rápidamente buscó una imagen— Por favor.
   —Uh~ —En la imagen se veía a Takaki con un niño de aproximadamente tres años. Ambos se veían realmente felices… sobre todo Yuya, era increíble ver esa sonrisa. —Te ves feliz…
   —Lo estaba ¿Acaso a ti, no te pondría feliz un niño que es tu sobrino para rematar?
   —No creo que tanto…—Me reí leve. —¡Mírate! ¡Te ves más infantil que tu propio sobrino!
   —JAJAJA—Se rió musicalmente. —Qué cosas dices~
   —Takaki…—Ver su sonrisa, era ver esperanza. Su sonrisa era hermosa y no lo podía negar. —¿Irás pronto a Tokyo?
   —Eso espero.
   —Entonces, búscame.
   —Oh no… sería peligroso.
   —Bueno, piénsalo. Te dejaré mi número por si cambias de opinión—Le sonreí.
   —¿Has venido solo por hoy?
   —No, estaré hasta el domingo.
   —Ven mañana, a la hora que puedas, estoy casi siempre acá…
   —Está bien…



   Nos despedimos con una leve reverencia y una sonrisa. Cuando sentí el aire del exterior, pude sentir que una parte de mí por fin se completó. Hoy dormí mucho mejor.


—o

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