[Nota: Utilizo canciones de Johnnys y que no son de mi
autoría ni de quienes la cantan en el fic, pero es para darle el estilo; Gracias
por su comprensión].
Capítulo 2: “Suerte”.
Vivía solo y
era un tanto triste. No debía reconocerlo. Se reprimía de una inmensidad de
sentimientos hasta pensar que ya no los poseía. Chinen, se separó de su
familia, porque sentía la necesidad de no entrometerlos en los chismes de la fama.
Con el tiempo, se obligó a dejar de extrañarles, se auto convenció de que
llorar lo hacía débil. Se inculcó una y mil veces no enamorarse o tener algún
tipo de relación afectuosa y razones tenía de sobra.
Por lo tanto,
así era la vida de Chinen Yuri. Construyó una cáscara a su alrededor, con una
sonrisa y una mirada muy cruel de las cosas, solía ser frío y aterrador, de esa
forma, nadie se acercaría a él.
—Kaizen…—Musitó
con curiosidad. Buscó su teléfono celular y anotó el nombre de la banda, encontrando
algunos vídeos de ellos. Dejó sonando el audio, mientras preparaba su desayuno.
—o—
La luz del
sol lo despertó de manera agradable. Sintió el calor matutino sobre su cuerpo
desnudo, solo cubierto por una sábana mal puesta. Empuñó su mano e hizo un
mohín intentando averiguar dónde estaba. Abrió sus ojos y relajó sus dedos, al
recordar en un flashback todo lo que había sucedido.
—¡Daiki! — Dijo
algo más alerta. Se sentó sobre el colchón, pero no vio pista del menor. ¿Había
sido un sueño?
Se tomó la
cabeza, intentando separar sus pensamientos. Pero fue tan abrumador deliberar
cómo había llegado hasta ahí, para luego concluir que había sido la mejor noche
de su vida, que no tuvo remedio más que suspirar y aceptar que fue atrapado por
un fan.
—Tsk… —Inoo,
volvió a tirarse sobre la cama. No entendía muy bien cómo fue a parar ahí, no
porque no recordara, sino que, jamás había experimentado esa sensación tan penetrante
de desear a alguien más allá de todo.
Al
levantarse, sintió distintos dolores en su cuerpo. Por un lado, su espalda
estaba llena de rasguños y costras de sangre hechas por el menor. Sus hombros y
su pecho, tenían succiones y mordidas y lo más extraño, fueron unos mensajes
escritos con el mismo plumón del autógrafo. Se acercó aún más, para leer cada
uno.
—¿Qué es
esto? —. Decía entre risas. Cerca de su estómago y cadera, había una
dedicatoria que le adornaba una succión. “Hey,
chico pianista. Yo también quería autografiarte a ‘nuestro’ estilo”. Kei, al leer la palabra “nuestro”
la halló tan cercana que le hizo sonrojar. En su muslo había otro mensaje: “Tus piernas son delgadas, pero debo decir
que las subestimé”.
—¡Hey! ¿A qué
te refieres con delgadas? ¡Son bastantes fuertes! —Reñía con lo mensajes.
Cerca de su
hombría, había un corazón con las letras “A.D.”
y en sus glúteos le habían dibujado una cara tierna. El chico, trazó una
sonrisa boba, al ver su dermis tatuada de mensajes, ruborizado e idiota, era lo
más loco que le había acaecido en su vida. Al ver la hora, volvió a la
realidad; el motel le iba a salir demasiado caro y debía volver a casa. Solo
lamentaba, no tener la seguridad de volver a ver al chico, ya que no sabía más
nada que su nombre.
—o—
—¡HIJO! ¡Ven
a comer! ¡Ya es hora de almuerzo! —. Exclamó una mujer, sacudiendo
violentamente la puerta.
—Mentira…—
Takaki sobresaltado, cerró su laptop y abrió sus ojos incrédulos. Pasó de largo
sin darse cuenta, viendo vídeos y conciertos de Nemurenai, estudiando
específicamente al guitarrista. — Ya voy, mamá…
Bajó las
escaleras, doliéndole sus ojos por la luz de día, se refregó y vio la mesa con
dos platos de miso, arroz y salmón.
—¿¡Qué es esa
cara!? —. Examinó asombrada la mujer.
—No dormí…
—¿Por qué?
—Trabajo—.
Mintió.
—Ah~ Espero
que tu trabajo rinda frutos luego, ya estás bastante grande para seguir
viviendo con nosotros.
—Mamá,
tranquila, sé que me debo ir, solo dame un poco más de tiempo.
—Hace un año
que me vienes diciendo lo mismo…
—Ay, mamá.
Sabes que si me voy, me vas a extrañar, deberías aprovecharme~
—¡Chantajista!
—. Rió la mujer. —Pero tienes razón, tu hermano y tú, son mis bebés.
—Tampoco
exageres, mujer—. Sonrió el cantante.
—¿Te ha ido
bien? ¿Cómo va el tema de tu timidez?
—Mhh… lo
intento, pero no soy capaz. Veo el público y me aterro—. Suspiró pesado.
—Ya podrás.
La gente no muerde, inclusive, es todo lo contrario, solo quieren apoyarte.
Confía un poco más en tu público—. Le aconsejó la mayor.
—Gracias,
mamá—. Gratificó no muy convencido de estar capacitado, acabando su comida. — ¡Mh!
Ya es tarde, debo arreglarme.
—¡Cualquier
cosa me llamas! —. Pidió la madre, preocupada, por quien sostenía una cara
demacrada.
Se bañó y
vistió. No había arreglo con su rostro pero no le importó demasiado,
constantemente simulaba ser un vago. Se cubrió su garganta y se dirigió rumbo a
la sala de ensayos.
Al llegar,
vio un tumulto de personas rodeando a Yabu, algunos con cámaras y otros con
micrófonos. Algo extrañado, ingresó por la puerta de metal y vio en su interior
a todos con rostros de preocupación.
—¿Qué
sucedió? —. Interrogó estupefacto.
—¿Aún no te
enteras? —. Preguntó extrañado Inoo, mientras revisaba su celular.
—¿De qué?
—¡ESE MALDITO
NAKAJIMA! —. Farfulló Morimoto, sentado sobre una silla con su bajo en las
manos.
—¿Q-Qué? —.
Yuya se acercó a Kei, leyendo lo que le mostraba a través de la pantalla de su
móvil. — “Los integrantes de una banda
emergente, llamada Kaizen, me han sorprendido de mala manera. Intentaron
golpear a nuestro cantante (Ryosuke)” —. Leyó.
—Nakajima de
Nemurenai posteó esto anoche y ahora los periodistas están afuera hablando con
Ko-chan—. Aclaró el pianista, leyendo algunos de los comentarios.
—Tememos que
el nombre de la banda se vea afectada. Es obvio que le creerán a ese chismoso—.
Sostuvo Keito.
—¿Y por qué
dijo eso? Es decir, fueron ellos quienes golpearon a Ryutaro, no lo entiendo…
—¡Buenas
noticias! —. Informó Yabu con una gran sonrisa en el rostro, cerrando la puerta
tras de sí.
—¿¡Eh!? ¿Cómo
que buenas noticias? ¿Estás de joda?
—No te
desesperes Kei. No sé si ustedes saben, pero jamás una difamación va a ser un
contra fama y es exactamente lo que sucedió hoy—. Mantuvo silencio, mirando los
incrédulos rostros de sus integrantes—. Nos han invitado al Music Station…
—¿Qué? ¿Estás
bromeando? —. Inquirió preocupado Takaki.
—No, para
nada. Le conté nuestra versión de los hechos, y como a los periodistas les sirve
cualquier tipo de chisme, nos apoyaron. Nos invitaron al programa para darnos a
conocer ¿Y saben lo mejor? Vamos a tocar en el mismo programa que Nemurenai.
—¡Estás de
joda! ¡Maldito Yabu! —. Saltó de alegría Ryutaro, sonriendo ampliamente de
emoción.
—¡No! ¡Así
que pónganse a ensayar! —Se acercó a Inoo y le dio un palmetazo, en forma de
felicitaciones.
—¡Ah! —. El
pianista deformó su rostro, ante el dolor. Había olvidado que estaba lleno de
arañazos en su espalda y apretó su puño.
—¿Estás bien?
No me digas que te golpeé muy fuerte.
—Estoy bien,
estoy bien. Es la emoción…—. El menor ocultó su rostro, porque fue algo imprevisto.
—¿Cuándo es?
—La próxima semana, así que no tenemos mucho tiempo.
—La próxima semana, así que no tenemos mucho tiempo.
—¿Y qué
tocaremos? —. La voz de Takaki sonó temblorosa.
—Lo que hemos
ensayado todos estos días, así que relájate.
—o—
La banda practicó todos los días contiguos,
sin parar y extendiendo sus horarios. Takaki, procuró dormir sagradamente y
cuidar su garganta. De los cinco, era el más nervioso, ya que sufría de pánico
escénico. Cuando ensayaban, su desempeño era grandioso, sus movimientos, su
sonrisa, todo era de un profesional, pero al momento de estar sobre un
escenario, se volvía tardo, de mirada perdida y movimientos tímidos.
Se sentía bajo
presión.
Las
discusiones por redes sociales continuaron y todo el embrollo, como dijo Yabu,
sirvió para aumentar su fama. Ahora eran conocidos como los rivales de
Nemurenai y el día del Music Station, fue percibido como la gran batalla entre
bandas.
Cuando Kaizen
llegó a las estaciones de TV Asahi, les enseñaron el escenario y la forma en
que iban a ingresar, sus asientos y todos esos detalles ínfimos, que conlleva
un programa de televisión. Cantarían después de Nemurenai, lo que para Takaki
podría ser una desventaja, porque lo compararían inevitablemente.
Cuando ingresaron
a vestuario y maquillaje, estaban quienes socialmente eran sus rivales. La fama
de Kaizen aumentó irremediablemente, produciendo la ira de Nemurenai, por lo
que, el ambiente fue indiscutiblemente incómodo.
El maquillaje
de Nemurenai, era dramático y sensual, realmente parecían famosos. Por otro
lado, Kaizen fue recatado, ya que su estilo musical, era mucho más sereno.
Cuando
Okamoto estuvo listo, miró a Takaki a quien aún no terminaban de peinar.
—Iré con los
demás, te esperamos.
—Claro, ve…—.
Yuya miró a su alrededor y sólo se encontró con Chinen, ya que Ryosuke, se
había ido a poner unos pantalones diferentes.
—¡Chinen-san,
le dije que cuidara más su rostro! —. Se quejó una maquilladora, al intentar
cubrir los mínimos granos del pelinegro.
—Es tu
trabajo, no el mío—. Bufó, algo avergonzado ante lo que había aquejado la
chica, ya que, estaba el cantante de Kaizen presente.
—Ya acabé, no
puedo hacer más—. Suspiró la mujer, guardando las cosas y yendo a buscar unas
toallas al baño.
Chinen avergonzado,
se paró de su silla, intentando salir de ahí, pero fue la voz del castaño quien
le detuvo.
—Hey…
Chinen se
detuvo y medio giró. Takaki se acercó al menor y lo observó. Intrigado, quiso
preguntarle algo que rondaba en su cabeza; La incoherencia y frialdad de
algunas respuestas durante las entrevistas que leyó y el cambio de actitud que
tuvo a partir de una fecha en específico, le tenían delirante de curiosidad
que, por más que indagó en internet, no tuvo buenos resultados.
—¿Realmente
te gusta la vainilla y odias las berenjenas?
Chinen abrió
sus ojos ante la majadera interrogación y rió.
—¿A qué viene
eso? ¿Estuviste averiguando sobre mí?
—Tal vez…
sólo leí un par de artículos.
—¿Por qué?
—Curiosidad…
—Raro… Pero en
respuesta a tu pregunta, ahora es al revés, detesto los dulces y me gustan las
berenjenas, pero ¿Por qué averiguarías sobre mí? — La mirada de Yuri, era
aterradora ante cualquiera, aunque extrañamente, no producía demasiado efecto
en el mayor.
—Yo… me
pregunto por qué alguien con tu nivel de frialdad y antipatía, le daría
consejos al cantante de una banda emergente…
—¿Crees que
fue un consejo? — Chinen carcajeó. —Solo procura no hacerte famoso, a costa de
las idioteces que dice Nakajima por su cuenta personal.
Con el ceño
fruncido, el menor dio media vuelta, dirigiéndose tras el escenario, donde
estaba el resto su grupo. El mayor era alguien demasiado curioso, cosa
peligrosa para alguien que desea protegerse de los demás.
Cuando inició
el programa, Kaizen y Nemurenai se volvieron a ver las caras. Era obvio que
intentaban disimular su odio frente a las cámaras, pero era casi imposible.
Hicieron la bienvenida y se presentaron algunos grupos de baile.
Al llegar el
turno de Nemurenai, presentaron su último éxito llamado “Yes!”, Yamada bailaba
tan bien como cantaba, su vestuario era sensual al igual que el del resto del
grupo y todos tenían su personalidad tan bien marcada, que hasta sus enemigos
podrían entender el porqué de su fama. El desplante de Ryosuke en el escenario
hizo que a Takaki le diera ansiedad. Comenzó a sudar y a respirar más rápido de
lo normal. Yabu y Keito, quienes estaban a su lado, intentaron calmarlo
disimuladamente.
Cuando la
canción de Nemurenai acabó, el programa se fue a comerciales, mientras el staff
cambiaba los instrumentos.
—Vamos, lo
hemos ensayado tantas veces, tú puedes. Imagina que estás en la sala—. Le
susurraba Kota.
—¡Tú puedes,
Yuya-san! —. Le decía Ryutaro.
—¡Tenemos
éxito de sintonía! ¡Nemurenai, buen trabajo! —. Habló un productor, quien se
preocupaba de las estadísticas—. ¡Es turno de Kaizen, háganlo tan bien como
Yamada-san!
Takaki se
puso alerta y empeoró con lo dicho por el empleado. Al parecer, todo configuraba
en su contra esta vez y se estaba desmoronando.
—No puedo…
necesito un minuto.
—¿Qué dices? —Se
aterrorizó el productor.
—Déjelo,
estará bien, solo dele un minuto a solas— Defendió Yabu.
Yuya salió
del escenario y fue hasta los camarines con su cuerpo totalmente tembloroso.
Golpeó la pared y se maldijo por mantener aun su pánico escénico a pesar de la
importancia del momento. —Recuerda lo que dijo mamá… ¡Recuérdalo! —Se sentó y
comenzó respirar forzosamente.
—No pensé que
fuera tan grave tu problema…—Era una voz conocida, pero no era alguien de su
banda.
—¿Eh? —Takaki
se volvió, para encontrarse con Chinen, una vez más.
—Ten… Estarán
al aire en treinta segundos, así que, ¡Mueve tu maldito culo!—. El guitarrista
le pasó unas gafas al mayor, quien la recibió sin entender. —¡Apúrate! —. Le
gritó el chico.
Takaki,
asustado, corrió hacia el escenario.
—Y procura no
hacerte famoso por las tonterías de Yuto…—Repitió, en un murmuro para sí, antes
de seguirle.
—¡Al aire!
Las luces se
encendieron y en medio se divisaba la figura de Takaki, con unas gafas de sol
puestas. Su semblante era sereno e inclusive se podría notar una sonrisa mínima.
Se veía seguro.
Para la
sorpresa de todo su grupo, Yuya cantó perfecto, era su nueva canción “Care”, la
cual, habían grabado el demo hace muy poco. Su desempeño quizás no fue
eufórico, pero se veía tranquilo y entregado, que era lo más importante.
Para darle
algo de dinamismo, Yuya quitó el micrófono de su pedestal y volteó a ver a la
banda en donde halló el rostro de aquel muchacho que le había salvado la vida;
Estaba modulando junto a él la canción, cosa que extrañó al cantante. Luego,
volvió la mirada a una de las cámaras y se descargó con sentimiento. Para el
final de la canción, armándose de valor, se quitó los lentes, cantó con los
ojos cerrados, evocando inspiración y lentamente los abrió, centrándose en
algún punto vacío. Todo salió perfecto, era una canción hermosa y solo quedaba
una cosa: Saber quién ganó la batalla; aunque para Takaki, venció una gran
guerra consigo mismo.
Kaizen
derramaba felicidad, jamás su cantante se había visto tan sobresaliente en una
de sus presentaciones y cuando ya no estaban al aire, se lanzaron encima de él,
felicitándolo.
—¡Qué genial
idea lo de las gafas! ¡Jamás se nos había ocurrido! —. Comentó Inoo, con una
sonrisa, jugando con los lentes de sol.
—¡Lo has
hecho espectacular! ¡Al final, pudiste cantar sin ellas, te veías muy
desafiante! —Le destacó, Kota.
El castaño agradeció
sus palabras con una sonrisa nerviosa.
Tras
bambalinas, Takaki buscó un momento a solas con Yuri, lo cual le pareció casi
imposible de hacer inadvertido. Al lograrlo, le tomó de la mano, metiéndolo por
obligación a un camarín disponible.
—¡Lo sabías!
¡Sabías de mi ansiedad a los escenarios! —El mayor cerró la puerta tras de sí,
no quería que nadie les oyera.
—¿De qué
hablas? Yo solo te vi mal y me pareció un desperdicio que por tu incompetencia
no se presentaran—. Refunfuñó el chico, retrocediendo ante las palabras.
—¡Mientes!
—No te
inventes cosas… —. Yuri se acercó a la puerta, intentando salir de manera
civilizada, pero Takaki lo detuvo, con una sola frase.
—Estuviste
toda la semana viendo nuestros vídeos. En muchos de ellos, se nota mi problema
de ansiedad, lo sabes…—Lo susurró, cercano a su oído. Chinen se sorprendió, porque
de todo lo que estaba siendo acusado, la mayoría era verdad, no obstante, las
palabras del mayor no tenían fundamento sólido, así que continuó defendiéndose.
—¿Qué te hace
creer eso? —El más bajo le miró directo a las pupilas, pero solo se encontró con
una gran debilidad que comenzaba a desarrollar; Los ojos sinceros de Yuya.
—Te sabías la
letra, te vi modulándola… Esta canción es nueva, por lo que me imagino que
averiguaste más allá de lo superficial y descargaste los demos que hemos
grabado… —Fue un gran jaque mate.
El pelinegro desvió
mirada, algo nervioso. Tomó la manecilla de la puerta con la intención de irse
de ahí.
—Solo estaba
cantando otra cosa…— Constestó terco.
—¿Por qué
insistes en mentir? ¿Qué es lo que te hace mantener tu orgullo? Yo no diré
absolutamente nada de esta conversación… ¿Por qué crees que te he traído aquí?
No soy tan idiota… Ni tan bocaza.
Yuri mantuvo
silencio y frunció el ceño.
—Es normal
que averigüe sobre mi enemigo, así como tú lo hiciste con nosotros ¿Me
equivoco?
—Yo no
averigüé sobre Nemurenai, solo fue sobre ti—Habló, como si fuera de lo más
normal.
El
guitarrista sintió su corazón latir aprisa. ¿Por qué le sucedía eso? ¿Era por
la sencillez que decía las cosas el mayor…?
—De todas formas,
solo estás buscando un punto débil a donde atacar ¿No? Por eso quieres saber
tanto de mí.
—¡No es así! —Rió—.
Ya te lo dije, pensé que me estabas aconsejando y no encontraba que tu
personalidad televisiva concordara con aquella recomendación; Pensé… que de
alguna forma… tú… solo mantienes una máscara y que en realidad… no eres así—.
Su voz se fue apagando a medida que hablaba. Los ojos de Chinen se veían
afectados y pudo notar como mordía su labio, buscando alguna réplica para
continuar con su terquedad.
—No pienses
demás—. Yuri intentó irse por tercera vez y nuevamente, fue detenido.
—Déjame
agradecerte… de alguna forma, yo… te debo una y debo pagártelo—. Takaki tomó
las manos del menor y depositó con suavidad las gafas, devolviéndoselas.
—No me
malinterpretes, Takaki—. Mencionó su nombre por primera vez, cosa que no dejó indiferente
al chico, tomando las gafas con violencia.
—Yo lo veo
así, sin esas gafas, hoy no hubiese podido cantar—. Buscó entre sus cosas, una
tarjeta de presentación, en donde se hallaba su número telefónico—. Ten, si
necesitas cualquier cosa, sólo pídemelo, yo lo haré realidad para ti.
Yuya le
entregó el papel y salió primero del camarín.
—o—
Nakajima
estaba terminando de quitarse el maquillaje puesto, cuando entró Okamoto junto
a una modelo del programa.
—¡Vaya! ¡Hoy
estás deslumbrante! —. Coqueteó el alto hacia la chica.
—Gracias
Nakajima-san—Contestó sonrojada.
—¿Quieres que
salgamos ahora? Tengo algo de tiempo…—Hizo el ademán de ver la hora en su
muñeca.
—Oh… hoy no
puedo, mi novio vino a buscarme y me está esperando.
—Ya veo…
Pero, no es necesario que vayas con él, solo invéntale algo y ya.
—N-No puedo,
Nakajima-san, en verdad, lo siento—. La mujer comenzó a colocarse nerviosa ante
la insistencia.
—¡No seas
aburrida! ¿Cómo es tu novio? ¿Es más guapo que yo?
—Y-Yo… —Inquieta
y en forma de socorro, miró al guitarrista quien intentaba ignorar la escena,
mientras guardaba su guitarra.
—Hey,
Nakajima. La chica ya dijo que no. No insistas— Se entrometió, con un temblor
disimulado.
—Tsk… ¿Oyes
una mosca hablar? Creo que me entró algo al oído— Le ignoró irrespetuosamente. —Vamos,
salimos por la puerta de atrás y nadie nos verá—. Yuto tomó a la modelo del
brazo, obligándola a caminar.
Antes de
salir de los camarines, sintió una mano jalar de su hombro, volteándolo. Keito,
se le vino encima con un puñetazo tan fuerte en su rostro, que ni con
maquillaje se podría tapar el moratón o la hinchazón que produciría. Era tanta
la rabia contenida por Okamoto, ese comportamiento tan fatídico y arrogante del
baterista, le hacía salir de sus casillas; Cosa muy extraña.
La chica
gritó de espanto.
El ahora
agresor, solo miró atemorizado la escena, Yuto no movía ni un músculo; Estaba
inconsciente. Su puño comenzó a temblar, continuó todo su cuerpo y la mujer no
ayudaba con sus alaridos.
—¡Hay que
llamar a alguien! —Se le ocurrió a la joven, con histeria.
El pelinegro
asintió torpe, dirigiéndose a la salida en busca de ayuda, cuando se topó con
Takaki quien venía hacia él.
—¿Keito?
¿Estás bien? — Le preguntó el cantante al ver su pálida y temerosa cara.
El menor negó
y le mostró la escena; Nakajima tirado en el suelo, inconsciente y con sangre expulsando
por su boca.
—Mierda, iré
a buscar a alguien—. Apuró el mayor.
Takaki no
necesitó preguntar más, conocía esa reacción, solo que… el menor jamás había
golpeado a alguien, era la primera vez. “Teniendo
en cuenta el comportamiento detestable de Yuto, debió haber hecho algo muy
grave o que atentara con los principios de Keito, para que reaccionara”.
Pensó el cantante, hallando a un productor en su camino.
Lo llevó
hacia la habitación, el empleado tomó la responsabilidad del caso, preguntó por
lo sucedido y fue cuando la chica le dijo la verdad. Para no crear polémicas,
simplemente decidió hacerle curaciones caseras en las mismas estaciones.
—No es
demasiado grave, se pondrá bien, aun así, no es correcto que lo estemos
tratando acá—. Mencionó, mirando de reojo a Okamoto, quien era el responsable
del golpe.
—Lo siento
mucho—. Hizo una reverencia.
—Es mejor que
no estemos aquí cuando despierte, vamos Keito—Yuya tomó la guitarra del menor y
se inclinó antes de salir.
Ambos
retomaron camino a la salida, en donde le esperaba el resto del grupo, quienes
ya se habían enterado. Todos sabían que si se llegaba a hacer público, la fama
que habían conseguido se podría revertir. Pero al saber la verdad, apoyaron al
guitarrista; Ya que cualquiera de ellos, hubiese hecho lo mismo.
—o—
—¿Esa es la
banda que te gusta? ¿Qué hacen en el Music Station? —. Preguntó una mujer.
—¡Mamá, te
dije que eran buenos y se harían famosos!
—Oh, que
guapos son todos—. Comentó, sentándose al lado de su hijo. —¿A quién fue que
conociste?
—A Inoo Kei,
mamá, a Inoo, el del teclado—. Repitió por milésima, Daiki.
—Oh, ya veo,
es muy mono.
—Mhh…—Asintió
el castaño, pero por su mente solo pasaba un recuerdo y no era muy “mono”.
—o—
Pasaron los
días y fue real. La fama de Kaizen aumentó, inclusive algunas fans fueron hasta
su sala de ensayos para pedirle autógrafos o paparazearlos, ya no estaban en
anonimato y eso también conllevaba más cuidados. Fueron invitados a programas
de TV musicales y varias empresas les ofrecieron hacerlos parte de su compañía,
pero se negaron. Ya que era obvio que les pedirían cambiar su estilo y no
estaban dispuestos a tranzar.
Nemurenai,
mantuvo silencio o más bien, obligaron a Yuto a no decir nada, ya que varios
sabían la verdad y eran quienes podían boicotear el punto de vista del
baterista. Lo dejaron pasar pero no por eso, era un tema olvidado, el solo
hecho de pensar en el guitarrista de Kaizen, hacía que Nakajima perdiera los
estribos.
—o—
—Lo siento,
mamá, no puedo darme ese lujo.
—Pero es el
cumpleaños de tu hermana…
—Lo siento,
no creo que pueda asistir…—. Chinen colgó el teléfono con un nudo en su
garganta.
Era de noche
y al siguiente día era el cumpleaños de Saya, quien vivía con su familia en
Shizuoka, el deseo de Yuri por alejar a su familia de cualquier problema
mediático, le hacía actuar extremista, aunque su corazón doliera. Se sentía
abatido e infeliz, cosa que comenzó a rondar por su cabeza, fue hasta su
habitación y encima de su buró, se hallaba una tarjeta de presentación que aun
guardaba con vacilación.
La revisó y
al leer el nombre del mayor, se le vino a la mente aquellos ojos sinceros y
cálidos, que sin mentir, le hacían sentir extraño, débil pero agradado. Un
deseo inexplicable por verlo, le llenó, pero no sin antes preguntarse una y mil
veces “¿Qué excusa le diría?”. Hizo un intento por redactar un mensaje con pretextos
falsos, para que pudieran juntarse, verse o algo, hasta que se detuvo.
—¿Qué haces,
Yuri? —. Se regañó. Al verse con el móvil en la mano, se sintió tan estúpido. —¿Dónde
quedaron tus principios? —Se golpeó en la cabeza con el teléfono. Pronto, se dejó
caer y absorber por el colchón.
—o—
Estaban por
acabar el ensayo, cuando sintió su celular vibrar; Era un mensaje.
“Ruta Minato-ku, calle 319, edificio de la
esquina, departamento 503”.
—¿Eh? —Takaki
miró la pantalla con extrañeza. No tenía remitente, ni menos alguna indicación
específica sobre qué hacer con esa dirección. Pensó en que pudo haber sido un
error, por lo que le ignoró. Camino a casa, estaba intranquilo “¿Y qué pasa si realmente es para mí? ¿Será
algún fan? ¿Será una emergencia? ¿Pero quién me necesitaría?” Mentó. Aunque
las probabilidades de que fuera algo peligroso o sin sentido eran mayores, tomó
la decisión de averiguar.
—Mamá, tomaré
el auto, te llamaré cualquier cosa—. Le dijo el castaño, tomando las llaves con avidez.
Puso la
dirección en un gps y condujo con las indicaciones del aparato, al llegar,
encontró un estacionamiento por el costado del edificio. Miró a todas partes
con desconfianza antes de bajarse, sin notar nada extraño, cubrió su rostro o
parte de él, con el gorro de su poleron y se adentró en la construcción. No vio
guardia, ni recepcionista, solo una reja que, para su suerte, estaba abierta.
Subió al quinto piso hasta el departamento 503, sin presentir a nadie tras de
él. Al estar frente a la puerta, vio que esta ya estaba medio abierta.
—Permiso—.
Tosió y se armó de valor, todo era muy extraño. Con cautela ingresó al lugar,
que estaba en completa oscuridad, solo una luz tenue, por el reflejo de la luna
de la noche.
—Lamento…
haberte llamado así—. Murmuró una voz, que ya había oído antes.
—¿Eh?
En un
instante, una luz de vela, iluminó el lugar y el chico pudo notar el rostro del
guitarrista de Nemurenai.
—¿Chinen-san?
—. Dijo sorprendido pero para nada molesto. —¿Necesitas algo? ¿Estás sin luz?
¿Por qué me has llamado? — Interrogó.
Chinen sonrió
algo melancólico y negó. Su semblante parecía más amable que otras veces,
estaba apesadumbrado por algo y el cantante lo podía notar, no por nada vio
tantos vídeos y entrevistas del menor.
—Estoy bien,
sí tengo luz, pero me cuido de los vecinos. No quiero que anden hablando, que
un chico vino a verme a las doce de la noche y menos quiero que se enteren que
es el cantante de Kaizen.
—Ya veo, eres
muy reservado— Analizó. —¿Necesitas algo? Yo… puedo hacer lo que me pidas.
—Pues, tírate
por la ventana y mátate— Ironizó el menor, pero con seriedad.
—¿Eh?
—¡JAJA! Solo
bromeo, idiota— Yuri miró al mayor el cual torpemente reaccionó y respondió a
su mirada—. ¿Quieres beber algo?
—C-Claro…—Respondió
un tanto confundido.
Tomaron
asiento en unos pisos de la cocina, para compartir unas tazas de té. Era
insólito el comportamiento del menor, de la crueldad en su mirada y sus
comentarios amargos, pasó a ser un chico amable en la oscuridad de esa
habitación, pero por alguna razón, su visitante sospechaba de ello; Su doble
personalidad.
—¿Vives aquí?
—Por ahora…
—¿Y vives
solo?
—Sí…—Chinen
bebió de su taza, esperando que el mayor no dijera la siguiente obvia pregunta.
—¿Y tu
familia?
—En Shizuoka—Contestó
cortante, dejando en claro que no quería seguir hablando del tema. —¿Y tú?
¿Vives solo?
—No, vivo con
mis padres y mis hermanos aún— Contestó con una sonrisa en su rostro.
—Qué envidia…—Murmuró,
suspirando leve—. ¿Cuántos años tienes? ¿No estás viejo para seguir viviendo
con ellos?
—JAJAJA ¿Te
vas a poner como mi mamá?
—¿Quiere que
te vayas?
—Todos los
días.
—Te va a
extrañar…
—Lo mismo le
digo.
—¿Y tú? ¿Por
qué decidiste venir a vivir solo?
—Tengo 21,
soy famoso, es mi obligación venir a vivir solo—Estas palabras, salieron con
rencor de su boca.
—¿Y por qué
siento que no te gusta la idea?
—Porque no me
gusta…—Calló un momento, dudando de decir lo siguiente— Realmente los extraño…—Su
voz sonó tan sincera, que tocó el corazón de Takaki, pero no entendía algo.
—¿Entonces,
por qué no los vas a ver?
—Porque es
peligroso. Ya te lo dije una vez, Takaki — El menor lo atacó con su mirada, la
cual fue apaciguada por las pupilas tranquilas del castaño—. La fama…
—La fama está
llena de trampas, entre más cerca, podrás ver mejor sus redes y más peligroso
se torna—. Acabó la frase.
Los ojos del
pelinegro se abrieron y luego rió.
—¿De verdad,
aún recuerdas mis palabras?
—¿De verdad,
no fue un consejo? —Contraatacó el cantante.
Ignoró su
pregunta con una sonrisa, la respuesta era obvia, pero jamás lo iba a
reconocer. Sirvió más té en ambas tazas, la compañía del muchacho le agradaba,
sabía que mediáticamente eran enemigos, pero eso no le importaba para nada. Ser
reservado en muchos aspectos afectaba a su vida, pero también ayudaba en otros
ámbitos.
—¿En qué
están con Nemurenai? ¿Tienen conciertos agendados?
—¿Intentas
quitarle información al enemigo?
—¡JAJA! Claro
que no, solo pregunto.
—Mhh… mañana
y pasado tenemos libre, luego debemos volver a las salas de ensayo. Yamada está
obsesionado con una canción que está escribiendo. ¿Y ustedes?
—Ya veo… Uhm,
nosotros estamos buscando alguna empresa que nos quiera ayudar a hacer un
pequeño tour por Japón, pero que no nos amarre a seguir con ellos.
—¿Y el
Budokan? Si sigues con esas metas tan absurdas, jamás llegarás ahí, te lo digo
enseguida.
—Ya va, ya
va. No seas precipitado, hay que conseguir las cosas, pero en su momento justo—Rió.
—Por cierto, debes ir el día en que nos presentemos ahí.
—¿Y qué pasa
si tengo trabajo también o si me muero esperando?
—¡Nada es más
importante que ir a nuestro concierto! Y no, no morirás antes de que pase, no
lo permitiré—Alardeó Yuya, como un niño, pero denotando el tonó de broma.
Chinen se
sonrojó sin querer por esas palabras y desvió su mirada hacia un reloj.
—Como pasa la
hora… Creo que deberías irte, antes de que amanezca ¿No crees?
—¿Me estás
echando ya?
—¡Es mi casa!
—¡Tú me
hiciste venir con un mensaje que podría ser de muerte! —Rezongó, mientras Yuri
reía divertido y algo sincero. —Está bien, me puedo ir, pero antes de hacerlo…
debes responder a una pregunta y quiero que seas franco. —El castaño, tomó una
actitud más seria, y es que; le carcomía la curiosidad.
—¿Eh? ¿Qué
tipo de pregunta?
—¿Ahora, de
verdad, ya no te gustan los dulces y amas las berenjenas?
—¿¡Cuál es tu
estúpida obsesión con mis gustos sobre los dulces y las berenjenas! —Contestó
confundido.
—Sé que no
eres sincero con casi nadie, si es que no es con nadie. Quiero poder abrir tu
cáscara y saber quién es el verdadero “Chinen Yuri”, quiero conocerlo… quiero
saber, por qué te has obligado a reprimirte.
El
guitarrista quedó mudo. Fue un golpe en el estómago y no necesariamente por lo
dicho, sino, por la forma de hacerlo.
—¿Qué sabes?
—No mucho…
solo es una corazonada, por algunas acciones incoherentes que mantienes o por
la inconstancia en tus respuestas. ¿Me equivoco?
Chinen
guardaba un secreto, el cual le marcó muy profundo e intentó borrar de la
existencia de su vida y de los demás. Modificaba constantemente sus gustos en
las entrevistas y casi nunca decía la verdad sobre las cosas que hacía o
gustaban. Era un real misterio para el mundo y sus fans y era conocido por lo
mismo.
—¿Y no has
pensado que simplemente soy así?
—Sí, lo he
hecho, pero algo te hizo ser así ¿No?
El más bajo,
chasqueó la lengua e hizo contacto directo con los ojos del castaño y sin más,
se derritió por su transparencia, en su vida, había conocido a alguien, con
unos ojos tan sinceros y si se equivocaba, estaba dispuesto a no volver a confiar
en nadie más.
Invitó al
mayor a su habitación. Esto es algo que jamás había hecho y se sentía nervioso.
—Primero,
quiero que sepas, que estoy poniendo toda una carga sobre ti, si esa carga se
destruye, ten por seguro, que en ese momento, yo me arruinaré. ¿Quieres eso? —Advirtió
Chinen, hablando sobre su propia confianza.
—¿A qué te
refieres?
—Sólo
responde ¿Quieres verme arruinado?
—¡Claro que
no!
—Bien…
El chico,
depositó la vela que los iluminaba y buscó una fotografía en su buró, la cual
se la entregó con cuidado al mayor.
—Ella es
Mizune—. Le presentó. En la fotografía salía una chica de no más de 18 años.
Tenía una sonrisa hermosa. —Mi mejor amiga o algo así.
—Es hermosa…
—Lamentablemente—
Suspiró el pelinegro.
—Nemurenai comenzó cuando teníamos dieciséis
y aun íbamos en preparatoria. Mizune me acompañaba a los ensayos sagradamente,
fue nuestra primera fan. Al transcurso
de un año, fuimos conocidos en los rededores y al paso de dos años,
alcanzamos la fama mediática.
Mientras oía
la historia, Yuya seguía viendo la fotografía y luego a Yuri. Comenzó a tener
un mal presentimiento de cómo iba a acabar esa historia.
—Todo era
color de rosa, éramos famosos ¿Qué mejor? Pero la gloria conlleva obsesión por
parte de algunas fans. Mi vida comenzó a verse afectada, mi casa en Shizuoka
era vigilada las 24 horas, algunas
chicas molestaban a mi familia con preguntas sobre mí y claramente, ingenuo yo,
continué viendo a Mizune todos los días.
Era la
primera vez, que Chinen le contaba esta historia a alguien y le parecía
imposible, porque se juró jamás hacerlo. La debilidad que creó ante los ojos
del mayor, le evocaban tanta confianza que le hacían perder la cabeza.
—Era obvio
que pensaron que yo salía con ella—. Suspiró pesado y su voz se quebró—. A ella
la asesinaron… ¡La asesinaron y era inocente! Esas malditas perras… la
asesinaron como si nada, como si fuera un estorbo… ¡Cómo si no valiera nada! —
Chinen miró a Takaki, como si le pidiera auxilio, su estructura mental estaba
desequilibrada y su corazón estaba roto, tanto así, que Yuya no podía creer ni
entender que este fuera el real Yuri. No le cabía en la cabeza como alguien
pudo aguantar tanto y aun, continuar con una vida que tanto le quitó.
—Chinen…—Murmuró
y lo abrazó instantáneamente. El menor se dejó, era tanta la carga que llevaba
consigo y necesitaba extraer.
—La extraño
tanto… y a mi familia también, pero no quiero destruir todo esto, porque
también amo a Nemurenai, es por eso… —Hipó—. Es por eso, que me mantengo así,
de esta estúpida forma, viviendo mi día a día—. El guitarrista, aprisionaba con
más fuerza los costados del castaño, la rabia, la ira, la depresión, todo
estaba saliendo en ese momento.
—No es
estúpida, es tu mecanismo de defensa— Acarició con cariño los cabellos del
menor, le dolía verle llorar. Sus dudas habían sido aclaradas, pero ahora, no
sabía qué hacer con todo ese estropajo de persona que sostenía en sus brazos,
era su responsabilidad—. Has sido fuerte, mucho más que cualquiera…
—Mañana es el
cumpleaños de mi hermana y ni siquiera iré, porque tengo miedo… tengo miedo que
a alguien más le suceda lo que a Mizune, yo… —Mordió su labio.
Yuri sintió
unas suaves manos tapar sus oídos y fue silenciado por un cálido beso en sus
labios.
—o—
dasadsadasadasd no queria que termine!!!! takachii T.T
ResponderEliminarpobre Chii que ha pasado por cosas tan feas, ahora ya tiene a alguien que lo proteja :3
me encaaanta la historia