Cuando
se fue, miles de conversaciones y promesas quedaron en el aire. Hasta ese
momento, no sabía que mis sentimientos por él perdurarían. Pensé que lo
olvidaría, que simplemente había sido un desliz de juventud. Una confusión.
Después
de cuatro años, no puedo quitarlo de mi mente. Lamentablemente, ni siquiera sé
por dónde comenzar a buscarlo, en realidad… no sé si quiero buscarlo. Tengo
miedo. Tengo miedo de que él, ya no sienta nada por mí. Tengo miedo del
rechazo, de hacerme ilusiones y es estúpido, no intentarlo, pero él siempre ha
sido tan cerrado, tan complicado e inmaduro…
Tal
vez… ahora creció. Tal vez… ahora esté preparado para una relación ¿Pero aún me
querrá? Así como prometió quererme en nuestra separación…
Caminé
a un costado de las rejas del tren. Hacía mucho frío. Una pareja se acercaba
por mi lado izquierdo y mi corazón se agitó, al notar que eras tú.
Nuestros
ojos se cruzaron y todo sucedió en cámara lenta. Ibas de la mano con una chica
la cual ignoré y sonreí un tanto triste. Solo quería que desaparecieras pronto
entre la niebla del lugar. Que te llevarás a aquella chica lejos de mí y ojalá,
a mis sentimientos también. Cargar con esto durante cuatro años, no ha sido
fácil y momentos así, simplemente hacen que quiera esconderme. Sostuve parte del
alambrado con mis dedos.
Cuando
te fuiste, me quedé solo… Y nuestra amistad murió lentamente. Ahora, sigo solo
¿Pero sabes lo peor? Sigo extrañando tu presencia… A veces, repito cosas que
hacíamos juntos, visito lugares que solías visitar, hasta cada mañana bebo té
verde en tu nombre. Sé que son manías que debo olvidar, pero cuando el corazón
no quiere, no puede.
Cuando
iba a cruzar la línea, el tren pasó y tuve que esperar a la luz blanca. El
viento revolvió parte de mi cabello,
pero ni siquiera intenté arreglarlo. Apenas di el primer paso, alguien volteó
mi cuerpo. Eras tú.
Te
veías agitado, se nota que habías corrido y ya no estabas con aquella chica. Te
miré sorprendido, sin saber qué decir. Nos miramos fijamente.
—Keito…—Susurraste
en medio del frío. —¿Cómo estás?
¿Aún
tienes el descaro de preguntarlo? No quería forzar una conversación. Ya estaba
cansado de eso, simplemente deseaba abrazarlo, besarlo y decirle las cosas que
jamás me atreví a tomar en serio. Pero mi naturaleza, me lo impedía.
—Con
frío…—Contesté, metiendo mis manos a mí abrigo.
Sonreíste.
Y yo te imité. Hace tanto que no percibía tu sonrisa, que causaste más de un
estrago en mí. En estos momentos, no quería dejarte ir, incluso aunque esta
escena se repitió miles de veces cuando estábamos juntos… Ahora de verdad, no
quería hacerlo.
¿Por
qué me siento tan ansioso? ¿Si todo este tiempo, hemos estado ocupados,
olvidando nuestras promesas?
—¿Qué
haces solo, fuera de tu casa, a estas horas?
Si
estoy solo, es porque ya no estamos juntos… ¿Era tan difícil responder eso? No hay
necesidad de confesarse, pero tengo tanto que sacar de mi pecho…
—Hace
tanto frío…—Contesté. —Creo que no debería estar aquí.
Si
bien, era una respuesta incorrecta, no supe qué decir. En realidad mi mente
estaba tan alejada de todo lo que él me preguntara, porque simplemente sentía
frío hasta en mi interior, a causa de él.
—Cuídate—.
Le dije con una sonrisa amarga y volteé, retomando mi camino.
—Espera…
¿Por qué te vas?
Te
miré a los ojos.
—¿Y
quieres que me quedé de mi pie frente a ti, como un bobo? ¿Quieres que me
congele, mientras espero a que vuelvas a mí? Siendo incapaz de decirte que te
amo. Que no puedo acercarme a ti, porque soy un torpe. ¿Quieres que sepas que
te necesito? —Sé que fue inoportuno decir aquello, después de haberte visto con
tu novia. Tal vez, te lo tomarías a mal. Tal vez, hoy me odies un poquito más,
pero ya no tengo nada que perder.
—Yo…
Sabía
que no tenías nada qué decir a mi favor. Sabía que contestabas por cortesía. Te
convertiste un poco en mí y yo en ti.
—No
intentes contestar. Sé que fui inapropiado. Detengámonos aquí y olvidemos que
esto pasó.
—¿Estás
loco? Estoy cansado de esto… Intenté rehacer mi vida, desde que nos separamos.
Sé que lo nuestro fue una tontería, pero eso no significa que no te quise de
verdad… Tal vez, nuestra relación fue la inmadura, pero no nuestros
sentimientos…—Te aproximaste un poco más a mí. —Quizás, aún no he madurado.
Quizás, esté a años luz de ello. Pero te quiero… aún te quiero, Keito.
Supongo
que me tenía permitido robarle la respiración, aunque fuese por esta noche.
Porque eso fue lo que hice. Robarle todo, para poder salvarme.
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